Un vecino de Granada declara después de muerto en un juicio a una cuidadora que le estafó

Un lustro después de que ocurrieran los hechos, el Tribunal Supremo, la máxima instancia penal en España, ha dado la razón al granadino que expiró sin conocer el desenlace del pleito. En este sentido, el magistrado Manuel Marchena ha dictado un auto –una resolución motivada– en el que rechaza el recurso que la investigada presentó para intentar que quedase sin efecto la pena de dos años de cárcel que pesaba sobre ella. La decisión del Supremo supone la ratificación automática y definitiva de la sentencia condenatoria.

El Alto Tribunal español ha puesto fin así a un asunto que comenzó a gestarse cuando la acusada fue contratada para trabajar para el damnificado en calidad de cuidadora. Eso sucedió en 2016.

Dada su avanzada edad, el hombre necesitaba ayuda para desenvolverse en su casa. La mujer acudía al domicilio del anciano los fines de semana para asistirle.

Dos años después, en 2018, comenzaron a pasar cosas raras. El saldo de la cuenta corriente de la víctima bajaba y no era el perjudicado el que había realizado las extracciones de dinero a través de un cajero automático.

En el mes de septiembre de 2018, se sucedieron una serie de operaciones que restaron cerca de 5.588 euros de los ahorros del octogenario.

La tarjeta del damnificado también fue utilizada para comprar en una tienda de moda del centro de Granada.

Las cámaras de seguridad de la sucursal registraron a una persona sacando dinero de la cuenta del afectado del dispensador de billetes. Las sospechosa llevaba peluca y gafas de sol. En otra ocasión, actuó encapuchada para dificultar su identificación.

Se daba la circunstancia de que el anciano dejaba «su tarjeta» encima de un mueble de su casa, sin ninguna «medida de seguridad» para protegerla.

Además, su cuidadora solía acompañar al hombre cuando iba a sacar dinero del cajero.

En total, el importe sustraído ascendió a 5.588,95 euros, según detalla el auto del Supremo.

Todo apuntaba a que la autora de la estafa era la cuidadora. El propio testimonio grabado del damnificado, que ya había fallecido cuando se celebró la vista, sirvió de prueba de cargo. «La declaración del perjudicado se introdujo en el plenario de acuerdo con el artículo 730 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, dado que aquél había fallecido al tiempo de celebrarse el juicio oral. En dicha declaración, el perjudicado manifestó que reconocía sin ningún género de duda a la recurrente como la persona que aparecía en la grabación de la cámara de seguridad (...) y que portaba en su mano derecha la tarjeta bancaria de dicha entidad en la que se podía leer el primer apellido del perjudicado», indica el auto del Tribunal Supremo.

Además, las fuerzas de seguridad llevaron a cabo una inspección en la vivienda de la imputada y descubrieron ropa que era igual que la que vestía la persona filmada en el cajero automático. «El resultado de la entrada y registro practicado en el domicilio de la recurrente en el que se intervinieron, entre otros efectos, una camiseta (...) que era idéntica a la que vestía la mujer que aparecía en una de las grabaciones y (...) una peluca, así como unas gafas que era iguales a las que utilizó la persona que se observaba en las grabaciones», especifica el magistrado Marchena.