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«Cuando un aviso es de nivel rojo no se puede hacer vida normal y esto tiene que calar», advertía el portavoz de la Aemet, Rubén del Campo, unos días después de que la DANA del horror sembrara Valencia de muerte y destrucción. Y ... a tenor de la reacción que se ha visto en Málaga, Tarragona y en la propia Valencia ante esta segunda DANA que ha dejado lluvias torrenciales e inundaciones en las tres provincias, todo indica que el mensaje ha calado y nadie se quiere arriesgar a sufrir otra catástrofe. ¿Se ha aprendido la lección? Al menos se ha reaccionado más rápido.
En esta ocasión, los avisos de nivel rojo (máximo nivel de alerta con peligro para la vida) activados por la Aemet el martes para Málaga y Tarragona, y el miércoles para Valencia y Castellón, no cayeron en saco roto, y las autoridades adoptaron medidas preventivas desde el principio en las zonas que más iban a sufrir el paso de la nueva DANA.
En Málaga, por ejemplo, la Junta de Andalucía, a través de Protección Civil, mandó el aviso Es-Alert (que alerta a la población de situaciones de gravedad a través de un sonido estridente en los móviles) sobre las diez de la noche del mismo martes, pocos minutos después de que la Aemet elevara a rojo el aviso y advirtiera del peligro extremo de desbordamientos de cauces e inundaciones, apelando a tomar precauciones.
La reacción contrasta con lo sucedido en Valencia el 29 de octubre y con la respuesta del Gobierno de Carlos Mazón, que activó el sistema doce horas después del aviso de la Aemet y cuando la DANA ya se había llevado decenas de vidas por delante y muchos valencianos tenían el agua por el cuello. A Mazón le han llovido las críticas por esa tardanza que condicionó toda la gestión posterior de la tragedia.
El manejo de esta segunda DANA por parte de la Generalitat valenciana está siendo bien distinto, empezando por el hecho de que el mensaje Es-Alert llegó mucho antes (pitó a las 17.01 horas, poco después de que la Aemet elevara el aviso a rojo) y de que esta vez Mazón no ha estado desaparecido, como ocurrió en las horas críticas de la anterior gota fría.
Los ciudadanos también han tomado buena nota de lo sucedido y se han encerrado en sus casas o en lugares seguros ante el temor a soportar nuevas riadas. Como se escuchó este miércoles en Catarroja, uno de los municipios valencianos peor parados por la DANA del 29 de octubre, la consigna esta vez entre los vecinos era «lleva mucho cuidado y resguárdate». De hecho, solo los servicios de Emergencias trabajaban en la limpieza de las calles y si alguien salía de casa era por motivos «esenciales».
El Consell de Mazón tampoco ha dudado a la hora de tomar decisiones que afectan directamente a la población, como ordenar el cierre de colegios (que se mantendrá este jueves) y prohibir la circulación en vehículo privado por los municipios que esperaban más precipitaciones o que estuvieran ya afectados por las inundaciones. Además, Metrovalencia ha suspendido el servicio de tranvías en la capital; permanecen cerradas instalaciones deportivas, bibliotecas, centros culturales, museos y centros de juventud; y se ha prohibido caminar por los paseos marítimos de Valencia. Por si acaso, la alcaldesa, María José Catalá, ha rogado a la población que no salga de casa mientras dure la alerta roja, que previsiblemente seguirá activa hasta la tarde del jueves.
Por su parte, las autoridades andaluzas han enarbolado igualmente la política de 'mejor prevenir que curar' ordenando la suspensión de las clases en todos los centros escolares y universitarios de Málaga (y en algunos de los municipios de Granada azotados por la DANA), así como el servicio municipal de transporte en la capital malagueña. Además ha aconsejado el cierre de comercios y el teletrabajo, y procedió al desalojo preventivo de 4.000 residentes de viviendas en zonas inundables, cercanas a los ríos Guadalhorce y Campanillas.
El propio consejero andaluz de la Presidencia, Antonio Sanz, compareció a las once de la noche del martes cuando todavía no había caído una gota en Málaga, para informar sobre esas decisiones y prevenir a la ciudadanía. En la sede del 112, hasta donde Sanz se había desplazado desde Sevilla, llamó a la población a extremar precauciones y evitar desplazamientos innecesarios «ante una situación de riesgo extremo» en la que «lo importante», dijo, «es actuar con antelación y de manera preventiva. Si se previene y no pasa nada, se acierta», aseveró Sanz.
Así las cosas, Málaga amaneció este miércoles con las calles desiertas, las autovías y carreteras sin apenas tráfico, las obras paradas, los comercios, cafeterías y sucursales bancarias con las persianas bajadas, los colegios e institutos cerrados y miles de empleados de empresas públicas y privadas teletrabajando desde sus casas. La estampa recordaba a los tiempos del confinamiento por la covid. «Se ha reaccionado muy bien. Lo ocurrido en Valencia ha servido de lección y tanto los ayuntamientos como el resto de administraciones y las propias empresas están recomendando a la gente que se quede en casa y evite desplazamientos», resumía el sentir general Fernando Cubillo, responsable de CC OO en Málaga.
En Tarragona, en aviso rojo hasta que se desactivó ayer por la tarde, se tomaron medidas similares dirigidas a reducir la movilidad al mínimo y evitar riesgos innecesarios. La Generalitat suspendió las clases y las visitas a los centros de salud y hospitales (salvo urgencias) y los municipios afectados pusieron en marcha planes para proteger a su población y prevenir riesgos derivados de las lluvias torrenciales.
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