«No, no tengo miedo. Confío en la ciencia. Porque solo ella nos sacará de esta pesadilla. No, no tengo miedo a ningún efecto secundario, ni a medio ni largo plazo. A quien sí temo es a este virus impredecible que, a día de hoy, ... ha matado a 1,7 millones de personas en el mundo. Quiero recuperar mi vida. Volver a abrazar sin miedo como hacía antes del 5 de marzo. Quiero poder volver a casa por Navidad con la garantía de que no pondré en riesgo la vida de mis mayores. Quiero vivir». Con ese alegato en favor de la ciencia recibió este martes la periodista gijonesa Cristina Mitre en un hospital de campaña instalado en Dubái –«el mismo que hace unos meses acogía a los enfermos de coronavirus»– la llamada «vacuna china» contra la covid-19, convirtiéndose así en una de las primeras asturianas en vacunarse.
Publicidad
«Me he puesto la vacuna de Sinopharm, conocida como vacuna china, que, de manera gratuita, está ofreciendo el Gobierno de Emiratos Árabes a todos los ciudadanos», explicó la comunicadora, que reside en Dubái junto a su marido y a la que la pandemia ha impedido pasar por primera vez las Navidades con su familia en Gijón.
Una vacuna –detalló– «que funciona como las tradicionales. Es decir: te inoculan restos desactivados de virus para que el cuerpo reconozca la amenaza y aprenda a fabricar anticuerpos específicos contra ella».
En cuanto a su administración, ayer le tocó ponerse la primera dosis y, en veintiún días, le pondrán la segunda. «En dos semanas, adquiriré un 50% de inmunidad y, con la segunda dosis, un 86%. En el país se está vacunando desde el mes de junio, porque se hizo el ensayo clínico en fase tres con más de 30.000 personas de 125 nacionalidades. Este hospital está a pleno rendimiento desde hace nueve días y tiene como objetivo vacunar a mil personas a diario. Abre a las nueve de la mañana y, una vez dentro, todo el proceso lleva alrededor de una hora. Superorganizado. Menos la entrada, que hay un poco de atasco. Me encuentro fenomenal», tranquilizó a sus seguidores en las redes.
Publicidad
En China, son más de un millón de personas (como trabajadores de riesgo y estudiantes matriculados en el extranjero) las que ya han recibido alguna de las vacunas que desarrolla el país desde que tres de ellas (dos de la farmacéutica Sinopharm y una de Sinovac) recibieron autorización para su uso de emergencia el pasado verano. Pekín acelera su distribución y planea reforzar el suministro, tanto dentro de su territorio como a otros países. De confirmarse su fiabilidad, las vacunas chinas presentan varias ventajas frente a las rivales occidentales, que utilizan moléculas de ARN. Por ejemplo, son más fáciles de transportar y almacenar, ya que solo requieren una temperatura de 2 a 8 grados centígrados, frente al intenso frío que necesitan las de Pfizer o Moderna. Y son bastante más baratas: 200 yuan por dosis, unos 25 euros. Factores que las hacen especialmente atractivas para los países en desarrollo.
3 meses por solo 1€/mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.