Borrar
Al agua.David Casillas, Sonia Méndez y su hijo Borja, disfrutan de la piscina. FOTOS: CAROLINA SANTOS
Vacaciones en casa

Vacaciones en casa

Cuatro familias relatan su verano COVID

PABLO ANTÓN MARÍN ESTRADA

Lunes, 20 de julio 2020, 01:29

El verano de la pandemia será para muchos asturianos el de las vacaciones en casa. Quedarse en el entorno habitual de residencia y realizar escapadas a lugares cercanos es el plan elegido para afrontar el ocio estival sin correr riesgos innecesarios. Y tal como ocurriera durante el confinamiento, quienes disponen de una vivienda en zonas rurales lo tendrán más fácil para sobrellevar las limitaciones impuestas en una situación excepcional. Hablamos con cuatro de estas familias de afortunados sedentarios forzosos.

David Casillas y su mujer Sonia Méndez, se relajan bajo una sombrilla en la finca donde viven en Quintueles. Su hijo Borja, prefiere al sol una tertulia virtual con sus amigos en su habitación. Afuera una lona cubre la piscina portátil que la familia destina este verano a sus baños, en lugar de la cercana playa de La Ñora: «Este año la usamos a diario. Las playas se llenan y no apetece», explica David. Es de Gijón y su mujer de Navia. «Esta casa es de mi familia. Viví en la ciudad pero siempre quise venirme aquí y Sonia también. Es una zona tranquila y cerca de todo. En el confinamiento acabamos de convencernos de la suerte de estar aquí. De hecho en el pueblo casas que se ven vacías se llenaron», relata este administrativo que teletrabaja desde su vivienda y pone fin a su jornada con un chapuzón en la piscina doméstica. «Otros años viajamos. Este ya tenemos asumido que no será así. Aquí estamos bien. Y más o menos tenemos de todo. El próximo año será distinto», apunta Sonia. «Actividad no falta. Siempre hay prau que segar», zanja sonriendo David.

Guillermo con sus padres, Sonia y David, y su hermano, observando su chapuzón.

En la misma parroquia, a Sonia Méndez y Daniel Hérnández, el estado de alarma les pilló en su segunda casa con sus hijos Juan y Guillermo. Siguen en ella y no tienen planes para moverse demasiado lejos. «Venimos todos los fines de semana y nos cogió aquí. Dudamos si volver a Gijón y al final agradecemos habernos quedado. Sobre todo por los niños: de estar en un piso en el sofá con la consola a poder correr, jugar, no hay duda», confiesa esta profesora de la Facultad de Medicina. Tanto ella como él, funcionario del Sespa, han podido continuar cumpliendo sus tareas laborales tras contratar una conexión a internet de la que no disponían. «Habitualmente nos vamos fuera en verano. Este, haremos alguna escapada a sitios como Cabárceno. Tenemos la playa cerca y a primera hora no hay aglomeraciones. Echas de menos el el buen tiempo garantizado para descansar, pero es un mal menor. Después de lo que hemos visto te das cuenta de que necesitas poco para ser feliz», argumentan. Daniel señala la piscina en la que Guillermo, el pequeño, se acaba de zambullir: «Los críos la tienen bien amortizada».

Amalia Trancho y Vicente García Oliva en el mirador de su casa en el Alto del Curviellu.

De paseo y con las nietas

El escritor Vicente García Oliva y su mujer Amalia Trancho llevan también tiempo sin abandonar su casa de fin de semana en el Alto del Curviellu y tampoco piensan hacerlo en toda la temporada estival. «Antes del estáu d'alarma los fíos encamentáronnos que viniéramos pa equí. Y dende entós nin nos movimos. Tamos aquí estupendamente», relata él. Ella cuenta que sus vacaciones suelen consistir en desplazarse a un balneario de Orense: «El resto solemos pasarlo en esta casa. No somos de ir a la playa y préstanos más salir de paseo por ahí. Vienen les nietes a vernos y pásenlo muy bien». Ninguno de ambos dice extrañar la vida urbana y el haberse mudado temporalmente a esta finca dividida entre los concejos de Gijón y Villaviciosa, afirman que «ye un buen plan vacional». Desde la finca se contempla una excepcional vista de Les Mariñes y del puerto de El Musel. Al lado pasan los caminos de Santiago y de Covadonga, y ahí perciben que este no es un verano como los demás: «Son pocos los peregrinos que ves y nesta época tan pasando continuamente». Aquí tienen tiempo y tranquilidad para leer, podar las plantas o dejar que pasen los días. «Lo único que vamos echar de menos ye a la nietina pequeña que ta en Nueva York y esti añu nun pueden venir. Quitando eso, encantaos», zanja Vicente.

Antonio Llenderrozos y su hijo Sergio juegan al baloncesto.

Antonio Llenderrozos y su hijo Sergio también se confiesan «encantados de la vida» de residir desde hace seis años en su casa con finca de La Olla, en Deva. «Estuve muchos años en la ciudad y luego busqué algo distinto. Es otro ritmo y otra la libertad. Lo hemos apreciado especialmente durante el confinamiento», explica este gijonés, director comercial de una firma multinacional, que teletrabaja desde hace cuatro meses con su equipo. «Ya lo hacía, solo cambié los viajes por más teletrabajo, pero manteniendo una rutina no supone esfuerzo». La pandemia les ha hecho renunciar al viaje de cada verano a Tenerife, la tierra de la pareja de Antonio, pero no renunciar a las vacaciones. «Haremos escapadas porque para descansar no necesitas irte lejos. Serán unas vacaciones diferentes, pero aquí te coges la bici, te vas a una playa». Sergio está de acuerdo: «Me veo con mis amigos. No me agobio. Será un verano distinto, sin más».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcomercio Vacaciones en casa