Urdangarin empieza a trabajar hoy en un bufete de Vitoria tras pasar su primera noche en la cárcel de Zaballa

Fue el único coche que el control de la Ertzaintza dejó pasar sin darle el alto. Durante su ingreso, Urdangarin siguió el mismo protocolo que cualquier otro nuevo interno en Zaballa, un penal situado a poco más de diez kilómetros de Vitoria. Fue informado de las normas y de sus obligaciones. Su único privilegio respecto a los otros seiscientos reclusos –de los que diez deben volver a diario a prisión– es que sus horarios variarán cada jornada por una cuestión de seguridad. Aún sigue siendo miembro de facto de la familia real pese a que le fue retirado el título de duque de Palma hace seis años por su actividad delictiva.

Tras este formalismo en Zaballa, el Skoda gris abandonó las instalaciones a las 10.37 horas. Se supone que, como en la ida, Urdangarin iba tumbado en los asientos traseros para eludir el enjambre de cámaras y fotógrafos apostados en la única carretera de acceso al centro penitenciario, el más grande y moderno del País Vasco.

Esta mañana de martes, se desconoce el horario exacto, se le espera en Imaz&Asociados, despacho especializado en operaciones mercantiles, tributarias y laborales donde descorchará una nueva etapa laboral que le ayudará a reducir sus tiempos de condena real. En esta reconocida firma cumplirá labores de consultor y administrativas. Su amplia sede, dos pisos unidos, da a la plaza de los Fueros. Ayer lunes, fotógrafos y periodistas locales y procedentes de Madrid tomaron posiciones frente al portal durante horas, por si aparecía. Nadie pudo captar ni su entrada ni su salida.

Se sabe que llegó a Vitoria el pasado domingo. Pasadas las doce del mediodía accedió a la urbanización donde reside su madre, frente al parque del Prado, escondido en el asiento de atrás de la furgoneta conducida por su cuñado y con su hermana Lucía de copiloto. No obstante, algunos testigos dijeron verlo en bici por la Avenida de Gasteiz a media tarde.

A causa del Covid-19 el número de presos en tercer grado que deben regresar cada noche a Zaballa se ha reducido drásticamente. Instituciones Penitenciarias, en una maniobra para intentar limitar al máximo el riesgo de contagio del virus llegado de China, ha concedido hasta casi un centenar de pases de régimen abierto y control telemático.

Estos reclusos no van al centro penitenciario, aunque o están localizados por una pulsera, por teléfono o deben presentarse periódicamente en las instalaciones penitenciarias. Urdangarin aspira a lograr este estatus, lo que le permitiría residir junto a su familia. Fuentes penitenciarias apuntan «finales de año» para que le sea concedido.