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PACHÉ MERAYO
GIJÓN.
Sábado, 7 de noviembre 2020, 01:36
Tala día como hoy Lucía Viñuela Salas perdía a su madre, la gran Margarita Salas (Canero, Valdés, 30 de noviembre de 1938-Madrid, 7 de noviembre de 2019). Tal día como hoy, pero de hace un año, en su interior más profundo albergó la ... duda de que los elogios mayúsculos, las alabanzas y el reconocimiento hacia la investigadora asturiana se fueran desdibujando con el tiempo. «Y no, no ha pasado», dice ahora. «Veo con gran orgullo como nadie se ha olvidado de ella». Sin embargo, el recuerdo no es suficiente. La labor y el legado de Margarita Salas no solo requiere memoria, también necesita presente y para que este sea real son muchos los que trabajan en crear la fundación que llevará su nombre. De momento, ya es un hecho que «la Universidad Autónoma, tan vinculada a la vida académica de mi madre, nos cederá un edificio para albergar la sede de la Fundación». En unos días se reunirá con sus representantes, «que se están portando maravillosamente», para visitar el que pudiera ser el espacio definitivo y donde «podría estar en marcha el próximo verano».
Dicho lo cual, Lucía Viñuela se apresura a explicar que si bien este nueva sociedad tiene en uno de sus fines fundamentales mantener vivo el legado de la bióloga y bioquímica molecular que más ha hecho por la investigación en este territorio en las últimas décadas, «esta no existirá solo para recordarla». Es más, ese es solo uno de los tres objetivos. «Los otros dos son, por un lado, rescatar a jóvenes investigadores que se hayan quedado, por muy poca puntuación, a las puertas de obtener una plaza pública, para financiar sus investigaciones hasta que logren acceder por oposición a un nuevo puesto, con el fin de que la falta de recursos y unos puntos en un concurso no tiren por tierra su talento».
La otra gran misión de la futura Fundación Margarita Salas, que se gesta a iniciativa de la ex ministra Cristina Garmendia, una de sus alumnas, será «despertar vocaciones científicas en las edades más tempranas». La intención es crear programas destinados a niños de cuatro a 12 años de edad, para que ya desde muy pequeños puedan soñar con ser investigadores, igual que sueñan con otro tipo de profesiones, que normalmente están muy lejos de la ciencia.
Y para que todo esto sea posible se han implicado varias instituciones como el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), donde por cierto ayer estaba programado un homenaje a Margarita Salas con motivo del aniversario de la muerte, «pero la pandemia impidió llevarlo a cabo». La Universidad Autónoma de Madrid, el Centro de Biología Molecular, el Principado de Asturias, la Comunidad de Madrid y la Junta de Extremadura (Salas era muy querida allí y ella quería mucho esa tierra que era la de su marido, el también científico Eladio Viñuela) también estarán en el patronato, al igual que la mencionada Garmendia, el bioquímico Jesús Ávila de Grado -fue el primer becario de Salas- y Luis Blanco, también su discípulo. Un patronato, que bajo la presidencia de Lucía Viñuela Salas, se «abrirá a la iniciativa privada para ampliar recursos».
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