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Apenas sin respiro y sin superar la resaca de los regalos entregados y recibidos en Reyes, como cada enero, la noche del seis al siete de enero las tiendas bullen de actividad colocando los carteles de rebajas en los escaparates y ordenando precios y productos. ... Todo tienen que estar preparado para atender a los clientes que a primera hora se arremolinarán para entrar a comprar la mejor opción por el menor importe posible. También es habitual que en esa misma tarde/noche del día seis comiencen a entrar mensajes en el móvil de amigos o familiares preguntándote eso de «¿salimos de rebajas?».
Yo soy de las que dicen sí y salen de rebajas, de las que intentan aprovechar los descuentos para adquirir aquellos productos que sé que necesito para mí, para mi familia o para mi casa pero también soy muy crítica con lo que se me ofrece y con lo que puedo exigir. Deformación profesional lo llaman algunos. Pero yo creo que más bien, en este caso, se trata de formación adecuada para que se respeten mis derechos aunque me rebajen el precio. Y como creo que es imprescindible, en este mundo de locos en que nos movemos, conocer esos derechos, no está de más refrescar qué dicen las normas cuando uno decide entrar como un consumidor a una tienda decidido a comprar un producto rebajado. En primer lugar, y antes de hablar propiamente de derechos, es interesante empezar por los tiempos.
Aunque sigue siendo habitual que se continúen respetando los dos períodos habituales de rebajas en verano y en invierno y muchos establecimientos esperen al siete de enero para dar el pistoletazo de salida, cada comerciante decide si en su local van a existir descuentos y promociones en cualquier momento del año, si va a realizar rebajas y su duración en esos u otros períodos estacionales. Por este motivo hay tiendas que adelantan la fecha y ya durante las fechas navideñas ofertan descuentos para que sus clientes aprovechen a buen precio los últimos encargos para los Reyes Magos o incluso para Papá Noel.
También es cada vez más habitual que aparezcan otros momentos en que se efectúan descuentos. En muchas cadenas podemos observar, por ejemplo, que ponen precios especiales a toda la tienda o a determinados productos a mitad de temporada con el nombre en inglés de «mid season sale». Otros ejemplos son los descuentos del «black friday» o como consecuencia de alguna otra fecha especial. Entre las últimas publicidades que yo he recibido al respecto, he visto una de una marca de ropa que hacía descuentos la fecha en que se celebra el día de los solteros.
Por último, en materia de fechas, otro factor a tener en cuenta es el momento de inicio en las ventas por Internet que siempre suelen adelantarse a las de las tiendas a pie de calle, entre otras cosas, porque es un espacio permanentemente abierto con lo que el inicio puede realizarse durante la noche, normalmente a las cero horas del día indicado como principio del periodo. Es innegable que la etapa de rebajas es un buen momento para comprar productos a buen precio pero no hay que perder de vista que de lo que se trata es precisamente de aprovechar la oportunidad para ahorrar en lo que precisamos comprar y no dejarnos llevar por los descuentos para adquirir cosas que realmente ni queremos ni necesitamos. Hay que salir de casa para ir de rebajas preparado y, por este motivo, no está de más recordar al menos estos diez puntos principales que no debemos olvidar cuando salimos de rebajas.
Es muy importante hacer una lista de los productos que realmente necesitamos adquirir y, a la hora de comprar, ceñirnos en la medida de lo posible a la misma. Es muy fácil, al ver precios buenos, caer en la tentación de comprar cosas innecesarias. Las compras compulsivas se dan con mucha mayor frecuencia en rebajas. Y luego la cuesta de enero se hace más larga de lo que podemos asumir. Especialmente es importante no caer en el juego de la financiación si no hemos hecho números de forma previa. Muchas tarjetas de crédito permiten ahora financiación directa al hacer el pago. Ojo con esto si no hemos estudiado las condiciones de devolución e intereses y si no hemos hecho un cálculo de los importes mensuales que podemos pagar. Igual conclusión debemos aplicar para la financiación de productos en tiendas que suele ser habitual, por ejemplo, en la compra de electrodomésticos o productos de informática.
Es interesante, especialmente si se trata de productos de un cierto importe como electrodomésticos o aparatos electrónicos, comparar precios y establecimientos y también conocer el precio anterior y el rebajado para comprobar que efectivamente el descuento es real.
Los artículos que se encuentren con precio rebajado tienen que ser los mismos que ese establecimiento haya estado ofreciendo normalmente durante la temporada y, como mínimo, durante el mes anterior. En las tiendas de ropa suele ser habitual ver prendas de temporadas anteriores. Esto no es correcto en temporada de rebajas.
Tienen que cumplir además con todas las condiciones de calidad y etiquetado y con el resto de requisitos exigidos por ley en función del tipo de producto de que se trate. Además tienen que estar claramente identificados y separados de los que no están rebajados para que el comprador no se llame a engaño en la elección. Una vez pasados los primeros días, lo habitual es que en la misma tienda convivan productos rebajados con productos de nueva temporada. Tenemos que fijarnos bien pero el establecimiento tiene, por su parte, que diferenciar claramente las dos categorías.
No se pueden ofertar como rebajas productos deteriorados. Un producto con una tara puede tener un descuento por tal motivo pero no entra dentro de lo que entendemos por rebajas. Tenemos que tener la información del defecto y asumir que lo adquirimos a un precio menor teniendo en cuenta el problema y, como es obvio, conociéndolo. Misma conclusión podemos aplicar a los productos reacondicionados. Su precio es inferior precisamente por esta característica que tenemos que conocer antes de adquirirlos.
En los artículos y en la publicidad que se utilice deben aparecer el precio nuevo y el antiguo para poder apreciar la rebaja. Si se trata de la rebaja de un mismo porcentaje para un grupo de artículos entonces basta con el anuncio expuesto de forma genérica. El comprador tiene que tener claro el importe final de la rebaja. En cualquier caso, ante cualquier duda mejor preguntar antes de hacer la interminable cola en la caja de pago y llevarnos una sorpresa de última hora.
El establecimiento debe indicar claramente los medios admitidos de pago y las limitaciones que pueden existir (por ejemplo, que la compra alcance un importe mínimo para aceptar el pago mediante tarjeta).
En cuanto a la posibilidad de hacer devoluciones, la forma y el tiempo en que pueden producirse lo fija cada establecimiento y debe encontrarse debidamente indicado en el mismo o en el tique de compra. Los establecimientos no están obligados a admitir devoluciones o devolver el dinero pero sí tienen que dar la información sobre su política concreta. Es importante revisar estas condiciones antes de comprar, sobre todo si decidimos adquirir algún producto sin estar seguros de talla, color... o sin probarlo. Además la tienda puede restringir las devoluciones para un determinado grupo de productos por sus características, como por ejemplo en el caso de la ropa interior. Este extremo tiene también que estar indicado. Es esencial conservar el tique de compra por si acaso decidimos devolver el producto o precisamos hacer algún cambio. Actualmente hay que ser especialmente cuidadoso con esta cuestión porque en muchas ocasiones los tiques ya no son en papel sino que nos llegan por correo electrónico o mensaje. Hay que comprobar que lo hemos recibido y no eliminarlo hasta estar seguros de quedarnos con el producto. Si se trata de un producto con garantía hay que conservar la factura mientras dure esta.
Si la compra se ha hecho por Internet el periodo de devolución del producto es de 14 días naturales desde la entrega. No hay que especificar ningún motivo. Existe un grupo de productos para los que esta normativa de devolución no resulta aplicable. Por su parte, el vendedor tiene que realizar la devolución del dinero en un plazo también de catorce días naturales. Los gastos de envío, en este caso, si no se pacto otra cosa, tiene que asumirlos el comprador.
Si compramos un producto duradero este contará con el mismo servicio postventa y con las mismas garantías que marca la ley si lo compramos en un periodo que no es de rebajas (tres años si se trata de un producto nuevo, idéntico plazo si se trata de un producto de segunda mano aunque en este caso puede pactarse un plazo inferior que como mínimo ha de ser de un año). También es imprescindible conservar el tique de compra en estos casos. Si el tique de compra está impreso de forma que resulte difícil su conservación durante un tiempo, es aconsejable realizar una fotocopia o escanearlo y conservarlo en un soporte informático.
A los anteriores diez puntos, se me ocurre añadir un punto once. Este punto no es jurídico sino estrictamente personal. Si vas a salir de rebajas acompañado por un familiar o un amigo, que esa persona también salga concienciada de sus necesidades y de sus derechos. Es muy frecuente que, ya en una tienda y ante un precio tentador, nos acabamos convenciendo mutuamente de compras innecesarias precisamente por frases tan habituales como estas: «llevátelo, total por lo que cuesta», «mira qué precio, ni te lo pienses», «¿en serio no te lo vas a comprar con lo rebajado que está». Yo soy la primera que ha llegado a casa con cosas «muy baratas» que no he utilizado nunca. Y entonces, por muy poco que haya pagado por ellas, me han resultado carísimas.
Por último, no hay que olvidar algo que siempre recordamos en esta época: lo que se rebajan son los precios no nuestros derechos. Si algún establecimiento no cumple con estos requisitos hay que adoptar las medidas oportunas: pedir la información necesaria y, en su caso, intentar un arreglo amistoso. Si resulta imposible esta solución, entonces es necesario interponer la oportuna reclamación, solicitando y cubriendo la hoja de reclamaciones que tiene que tener a disposición de los clientes el establecimiento.
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