¿Tienes una vivienda vacía?

Creo que a todos nos preocupa de un modo u otro el problema de la vivienda en nuestro país. Está más presente que nunca y es un problema para todos los implicados: para quienes buscan una vivienda y para quienes tienen una vivienda vacía y están pensando qué hacer con ella.

Particularmente a mi esta cuestión me apasiona.

Llevo treinta años analizando todas las normas que tienen que ver con la vivienda, examinando cada detalle, buscando en la maraña legal un camino a seguir para lograr el objetivo de cada cliente, sea cual sea el punto de vista de la persona que necesita soluciones. Pero nunca antes en todo este tiempo estuvimos en una situación como la presente.

Quien busca una vivienda se plantea si comprar o alquilar. Pero no siempre hay elección. Conseguir comprar implica contar con un trabajo estable, ingresos suficientes y la mayor parte de las veces contar con avalistas que respalden con su solvencia la operación. Porque los bancos son ahora muy estrictos a diferencia de lo que ocurría hace algunos años, donde no había tanto miramiento y eso condujo a que muchas personas perdieran su vivienda no pudiendo pagarla. Sin embargo, por más que se justifiquen las exigencias en la seguridad de la operación, no deja de ser un gravísimo problema, ya que los empleos cada vez son menos estables y los salarios no alcanzan para todo, a la vista de lo que cuestan las cosas.

Entonces la mayor parte de los jóvenes que se independizan buscan vivienda en alquiler. Porque no les queda otra. Pero los propietarios no alquilan, porque tienen miedo y no me extraña, ya que en los medios de comunicación se pone de relieve la problemática que subyace: inquilinos que no pagan y no resulta fácil echarlos, ocupación, límites a la hora de actualizar la renta, zonas tensionadas, viviendas vacacionales y pisos turísticos que cada vez se encuentran con más trabas e inconvenientes, alquileres temporales que ahora van a verse abocados a justificar la temporalidad y a inscribirse en un registro a tal efecto...

Y claro, con este panorama, no resulta nada fácil encontrar vivienda en alquiler, las que hay son muy caras y piden casi tantos requisitos de solvencia como los que exige un banco para conceder un préstamo hipotecario. Así que muchas personas que necesitan vivienda terminan alquilando una habitación o compartiendo vivienda, no pudiendo optar a disponer de una propia ni a alquilarla por entero. Incluso algunos terminan por regresar a casa de sus padres.

Este es el panorama pesimista que se abre ante nuestros ojos en todos los medios de comunicación y redes sociales. Desde mi punto de vista los poderes públicos no están ayudando con sus medidas que son unas veces ineficaces y otras lentas. Y no es que lo diga yo, a los hechos me remito.

Los propietarios están asustados. Ven que fórmulas que hasta ahora funcionaban muy bien, como el alquiler turístico, han dejado de hacerlo y el alquiler de vivienda les asusta, porque los mensajes que reciben son terribles y no tienen la capacidad de analizar la situación de un modo profundo para distinguir la oportunidad que se presenta ante sus ojos, si vamos un poquito más lejos, más allá de lo aparente.

Pero la realidad es que estamos en un momento único, como nunca antes, para los propietarios que tienen una vivienda vacía y quieran generar ingresos estables alquilando su vivienda.

Solamente hay que pensar cuantas personas hay buscando una vivienda en alquiler y que pocas viviendas en alquiler se ofertan. Esto ha hecho que los precios se disparen. Y aún así, aun con esta locura de precios, las viviendas se alquilan.

Cómo no hay suficientes viviendas, los arrendadores que se atreven a poner su vivienda en el mercado pueden elegir a un inquilino solvente, porque los hay. Porque no todas las personas que buscan vivienda en alquiler son personas que están en riesgo de vulnerabilidad o que no van a poder pagar la renta. Hay muchos inquilinos con un buen trabajo, ingresos altos y que están dispuestos a alquilar. En la situación actual incluso los inquilinos solventes tienen serias dificultades para encontrar vivienda en alquiler.

Entonces, ¿es mentira que alquilar es una trampa mortal? Sí y no.

Yo lo imagino como un laberinto por el cual hay que saber moverse. Si uno sabe moverse, encontrará la salida sin problema. En otro caso, existe el riesgo de perderse en el camino, asumiendo riesgos excesivos.

Por decirlo así, hay una manera correcta de hacer las cosas, que conduce al éxito al alquilar una vivienda.

Se trata de seguir un método legal y seguro, un camino en el que se va dando cada paso de forma correcta: revisar la documentación y disponer de todo lo necesario, preparar la vivienda para que sea su mejor versión y atraiga al inquilino deseado, hacer los anuncios adecuados en las plataformas más recomendables, establecer filtros eficaces para descartar las opciones que no son interesantes, revisar la solvencia del inquilino, hacer un contrato que incluya todas las garantías necesarias, contratar un buen seguro, estar preparado para las incidencias que se puedan presentar durante el contrato y saber cómo finalizar el contrato llegado el caso, con el menor daño posible.

Haciendo bien las cosas desde el primer momento, estando bien asesorado en cada uno de estos pasos, se puede alquilar de forma segura, minimizando los riesgos, obteniendo ingresos estables.

Pero lo que es más importante, un propietario que alquila su vivienda y lo hace respetando la ley, no solo esta obteniendo ingresos, sino que está poniendo en el mercado del alquiler un nuevo inmueble. Cuantos más propietarios lo hagan, mejores opciones tendrán los inquilinos solventes, se regularán los precios y el sistema comenzará a funcionar entre quienes tienen una vivienda para alquilar y quienes pueden y quieren pagar una renta de forma puntual.

Desde mi punto de vista, lo que pervierte el sistema es que haya propietarios que abusen, imponiendo condiciones contrarias a la ley, cargando al inquilino con gastos que no está obligado a soportar, no respondiendo a las reparaciones y mantenimientos que tiene que hacer o incluso alquilando viviendas en condiciones infrahumanas, abusando de la necesidad de quienes buscan una vivienda. Y del otro lado también hay que tener muy presente que hay ocupas e inquiocupas, que generan graves perjuicios económicos a propietarios que necesitan los ingresos del alquilar para subsistir.

Es evidente que los poderes públicos deben perseguir duramente a los propietarios que abusan y a las personas que ocupan la vivienda de otro sin ninguna consideración. Y deben buscar soluciones para conseguir viviendas dignas a las personas más humildes, que sin ayuda no van a conseguir alquilar una vivienda, porque no pueden garantizar que van a pagar puntualmente la renta.

Pero no nos engañemos, para los propietarios que quieren hacer bien las cosas y los inquilinos que quieren y pueden pagar la renta, la oportunidad existe, es real y no requiere de ningún otro cambio legal. Se puede hacer con lo que ahora tenemos.

Muchos propietarios lo están haciendo y mientras unos siguen inmóviles, bloqueados por el miedo, otros se benefician de la oportunidad, disfrutando de cobrar las rentas que están más altas que nunca y eligiendo a los inquilinos, como si de un casting se tratase.

Y es así porque detrás de lo aparente siempre hay alguien que sabe ver la oportunidad y se atreve.

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