¿Eres de Papá Noel o de los Reyes Magos? O quizás eres de los que aprovechan todas las ocasiones en las que es posible regalar y recibir regalos porque, al fin y al cabo, no hace falta ser un niño para mantener la ilusión ... el 25 de diciembre o el 6 de enero.
Publicidad
Y es que sin duda uno de los aspectos más sobresalientes de estas fechas es dar y recibir regalos, pensar qué le puede gustar a cada persona, buscar la mejor opción, elegir, empaquetar, entregar... Claro que no siempre es fácil y sobre todo hay algo que no debemos olvidar: cuando decidimos adquirir un regalo para otro somos responsables de aquello que regalamos.
Esta conclusión que puede aplicarse a múltiples ejemplos hoy la vamos a utilizar en relación con las mascotas ya que es muy frecuente, sobre todo si hay niños en la casa, que una de las peticiones a incluir en la carta de cada año sea un perro, un gatito o cualquier otro animal. Actualmente, con la Ley de Bienestar Animal, esta opción no es tan sencilla por varias razones.
En primer lugar, porque la ley regula las formas de adquisición de los animales de compañía y es muy estricta en este sentido. Hoy en día ya no es posible comprar perros, gatos ni hurones en una tienda. Tres son las maneras que regula la ley para adquirir estos animales de compañía y las tres conllevan el cumplimiento de determinados requisitos, entre ellos, que se lleve a cabo la correcta identificación del animal: la compra a un criador debidamente registrado como tal, por medio de una cesión gratuita o a través de una entrega en adopción a través de un centro público de protección animal o una entidad de protección animal registrada.
Publicidad
Así pues, si pensamos en regalar una mascota, el primer paso es conocer bien las normas y hacerlo a través de una de las maneras que especifica la ley con toda la documentación en regla para evitar la comisión de infracciones. Nuestro consejo es acudir siempre a una protectora de animales y adoptar a un animal que no ha tenido suerte y ya ha sido abandonado. De esta manera, le damos una nueva oportunidad a él y a otro que está en la calle y que puede ocupar su sitio en la protectora. Además, añadimos un valor especial al regalo que hacemos.
Pero, además del cumplimiento de las normas a la hora de adquirir un animal, hay que tener en cuenta, cuando regalamos una mascota que regalamos también un mundo de responsabilidades. Un animal no es un juguete. No es algo que, pasada la novedad de los primeros días, podamos aparcar en un rincón o bajar al trastero para que no estorbe.
Publicidad
Ser propietario de un animal requiere una alta dosis de responsabilidad, responsabilidad que, por otro lado, va a durar unos cuantos años, tantos como dure la vida del animal que hayamos elegido. Ese adorable cachorro que hemos comprado por Navidad crece y, por lo tanto, va a ocupar un lugar en nuestro hogar, tiene unas necesidades que hay que atender, necesita cuidado y control veterinario y precisa ser atendido conforme a las características propias de su especie y raza.
Todo esto se resume en cuatro aspectos fundamentales que debemos ser conscientes que van a entrar en juego: espacio, tiempo, dinero y, sobre todo, cariño.
Y estos aspectos no se van de vacaciones, el animal también es nuestra responsabilidad cuando nos queramos ir de viaje, y se incrementan con el paso de los años ya que, andando en el tiempo, nuestra mascota precisará mayores atenciones.
Publicidad
Y todas estas cuestiones son, además, obligaciones legales cuyo incumplimiento puede suponer la imposición de las correspondientes sanciones. Por un lado, el maltrato y el abandono se califican como delitos en nuestro Código Penal y cada vez los jueces son más sensibles a imponer las penas correspondientes a quienes deciden saltarse estas normas. Por otro lado, la Ley de Bienestar Animal regula detalladamente el conjunto de cuestiones a las que se obliga un propietario en relación con los cuidados del animal hasta el final de su vida.
Por todos estos motivos, antes de pensar en regalar un animal a alguien tenemos que valorar muy bien cómo lo vamos a adquirir y a quién se lo vamos a entregar, si está preparado para asumir esta responsabilidad y si va a ser un buen propietario. En otro caso, estamos metiendo al futuro dueño, pero sobre todo al animal, en un buen lío. Al primero por las posibles consecuencias jurídicas y al segundo porque va a afectar a su bienestar y a su vida. Así que si sabemos que quien pide el animal no va a ser un dueño responsable, mejor regalarle un peluche que no tiene más trascendencia.
Publicidad
Claro que si, valorados todos estos aspectos, realmente estamos ante una persona que merece ser el dueño de un animal, lo que va a recibir realmente como regalo van a ser años de amor incondicional. Lo que sin duda alguna merece la pena. Y si son niños, además, la oportunidad de aprender las responsabilidades y cuidados que conlleva la convivencia con otro ser vivo.
Un último consejo, al que ya hemos hecho alusión regalar un animal no significa necesariamente comprarlo a un criador con una raza maravillosa. Hay muchísimos animales en adopción que han pasado por las manos de personas que no han entendido todo esto que explicamos y que fueron abandonados por sus dueños. Antes de comprar, hay que pasar por cualquiera de las protectoras que tenemos cerca y conocer a estos animales porque lo más probable es que nos enamoremos de alguno o muchos de ellos.
Noticia Patrocinada
Seguro que a Papá Noel o a los Reyes no les importa pasar a recogerlos por la protectora.
3 meses por solo 1€/mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
A la venta los vuelos de Santander a Ibiza, que aumentan este verano
El Diario Montañés
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.