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Cinco consejos si piensas divorciarte en septiembre

Las vacaciones en general y las de verano en particular, principalmente porque suelen ser más largas, suponen frenar en seco todo lo anterior y volver a compartir tiempo y experiencias con la persona que hemos elegido para compartir nuestra vida. Y esto, que debería ser sin duda positivo, en muchos casos no lo es

Domingo, 1 de septiembre 2024, 22:00

Vivimos durante casi todo el año en un mundo de rutinas, de horarios preestablecidos, de obligaciones que nos mantienen ocupados durante gran parte de cada día de la semana y esto implica, en la mayor parte de las ocasiones, que tengamos poco tiempo de calidad ... para compartir con nuestra pareja. Las vacaciones en general y las de verano en particular, principalmente porque suelen ser más largas, suponen frenar en seco todo lo anterior y volver a compartir tiempo y experiencias con la persona que hemos elegido para compartir nuestra vida. Y esto, que debería ser sin duda positivo, en muchos casos no lo es.

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Todo lo que ha permanecido oculto durante el invierno entre idas y venidas y el tratar de llegar a cumplir con todo lo que debemos hacer reaparece de forma cruda cuando volvemos a estar juntos y con tiempo para dedicar el uno al otro. Por este motivo, septiembre suele ser un mes en el que apreciamos año tras año que se incrementan las consultas sobre rupturas. Y hablamos de consultas, no de procedimientos, porque hay ocasiones en que la situación se valora, se habla y se reconduce pero hay otras muchas en las que no sucede esto y finalmente el distanciamiento se convierte en definitivo.

Una crisis de pareja no es algo sencillo de manejar ni de resolver y hay que tomar en consideración múltiples aspectos personales y económicos para adoptar las mejores decisiones para todas las partes implicadas, especialmente si hay hijos y aún más si estos son menores. Por todo esto, si este es tu caso, si las vacaciones han sido difíciles y te has dado cuenta de que tienes dudas respecto a continuar con tu vida anterior y estás valorando una ruptura con tu pareja, estos son los primeros cinco consejos que podemos ofrecerte para empezar a hacer las cosas bien desde el principio.

1.- Nuestro primer consejo siempre es no precipitarse, pese a que volvamos a la rutina enfadados, heridos, cansados, decepcionados... pese a que los sentimientos nos lleven a poner fin de forma rápida a la situación, es esencial no tomar decisiones sin reflexionar antes y tener toda la información que precisamos. Buena parte de esa información es legal por lo que es imprescindible consultar con un profesional antes de actuar. Y cuando decimos profesional no estamos pensando en recurrir a la información que podamos leer en una página Web, que puede avanzarnos ciertos datos de carácter general pero no va a atender, como es obvio, a nuestro caso concreto. Tampoco sirve una comparación con lo que le ha ocurrido a un amigo, a un familiar, a un conocido... porque lo más probable es que sus circunstancias personales y económicas no tengan nada que ver con nuestra situación.

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2.- En segundo lugar, una ver decidimos consultar con un profesional, debemos buscar a uno que sea experto en derecho de familia que pueda realizar un estudio completo de todas las circunstancias. De esta forma vamos a poder tener desde un inicio una visión de todas las cuestiones sobre las que se van a tener que adoptar medidas y, en consecuencia, decisiones. Estas materias son: tipo de ruptura ante la que nos encontramos (si se trata o no de un matrimonio y, en este último caso, si lo que se desea es una separación o un divorcio), relaciones con los hijos comunes (régimen de custodia en caso de que sean menores), pensión de alimentos, pensión compensatoria para el cónyuge si la ruptura ocasiona un desequilibrio económico entre ambos, uso de la vivienda familiar, custodia, cuidado y atención de las mascotas de la familia, liquidación, en su caso, del régimen económico... Por otro lado, todas estas cuestiones se interrelacionan entre sí, por ejemplo, el hecho de que la custodia de los hijos menores sea compartida o monoparental influye sobre las cuantías de los alimentos y sobre el uso de la vivienda familiar. Además todas ellas deben adoptarse no perdiendo nunca una premisa fundamental si existen hijos menores: sus intereses y bienestar priman sobre el resto de intereses en juego.

3.- En tercer lugar, una vez tenemos toda la información ajustada a nuestro caso, si la decisión de ruptura se convierte en definitiva, es importante no dejar para después todas las cuestiones legales que es preciso resolver y hacerlo a través del procedimiento correspondiente. Esperar o comenzar a aplicar soluciones que en un inicio nos pueden parecer buenas puede generar problemas posteriores. Pongamos un ejemplo. Imaginemos el supuesto de una pareja que rompe estando los dos de acuerdo, llevándose relativamente bien y sin que existan importantes discusiones en cuanto a cómo hacer las cosas tras su separación. Con esas bases, comienzan su vida separada aplicando lo que entre ellos han acordado sin plantearse, por el momento, dar ningún paso legal. Pasados unos meses, cualquier malentendido desencadena una discusión y es entonces cuando alguno de los dos da el paso de solicitar información sobre cómo formalizar la ruptura. Llegados a este punto puede tener una cierta importancia jurídica que durante un determinado número de meses se hayan estado aplicando unos pactos entre ellos, aunque no se hayan formalizado. Puede ocurrir que, si se hubiera analizado el asunto desde un principio, se hubieran podido adoptar otras medidas o establecer otras condiciones más favorables. Sin embargo, pasado un tiempo aceptando y aplicando otras, puede resultar más difícil modificarlas.

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4.- El cuarto consejo guarda relación con todo lo anterior. Al contar con el consejo legal de un profesional especializado desde el primer momento, este va a poder trazar una estrategia conjunta de todas las cuestiones que hay que resolver y negociar desde un primer momento con la otra parte porque, como ya hemos adelantado, todas ellas se encuentran vinculadas y entrelazadas. Desde nuestro punto de vista, este es uno de los modos más eficaces para alcanzar un acuerdo especialmente si la ruptura ha dejado una situación complicada emocionalmente, lo que se produce en la mayor parte de las ocasiones. Que un profesional se encargue de la negociación evita desde el inicio las discusiones entre los dos miembros de la pareja y además se centrará en los extremos que es preciso resolver sin entrar en los aspectos más personales. No hay que olvidar que actualmente la causa o razones de la ruptura no importan desde un punto de vista jurídico y lo único que es preciso resolver son las medidas de las que antes hablamos. Nuestro consejo en este punto es evitar conversaciones y discusiones entre los dos miembros de la pareja porque, salvo casos excepcionales, no ayudan a alcanzar acuerdos y se pueden exigir o conceder cosas, en función de cuál sea la posición emocional, que no sean las que nos convienen desde un punto de vista jurídico. Por ejemplo, si uno de los dos miembros de la pareja se considera culpable de la ruptura, va a ser más propenso en ese momento a ceder o conceder cuestiones que de otro modo no haría. Por todo esto, desde nuestro punto de vista, es importante elegir un abogado en el que confiemos y aceptar que sea él quien negocie y nos recomiende hasta dónde podemos llegar en esa negociación para alcanzar un acuerdo. Es cierto que hay ocasiones en que, a pesar de poner todo nuestro empeño en ello, no se consigue el acuerdo pero incluso en estos casos en los que no queda más alternativa que la vía contenciosa, también es sumamente importante haber llegado hasta ese momento conservando todas las opciones intactas.

5.- Por último, si bien como hemos dicho no hay que dejar las soluciones para después, tampoco conviene tomar decisiones precipitadamente. Hay que saber mantener la calma porque el proceso de ruptura es precisamente eso, un proceso. Lleva un tiempo transitar por él y superarlo. Además no hay que olvidar que lleva un tiempo la tramitación. Pero, como todo en la vida, pasa. Salir lo mejor posible de él es importante por nuestra propia tranquilidad pero sobre todo por la de los hijos que pueda haber en común y que siempre supondrán un lazo entre los dos miembros de la pareja. Todos estos consejos son igualmente aplicables a las rupturas cuando ha existido matrimonio, y entonces hablamos de separación o divorcio, y cuando no ha existido matrimonio pero sí hijos comunes y es preciso adoptar idénticas medidas de cuidado y protección de los mismos.

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