Secciones
Servicios
Destacamos
Cambiar de sexo con efectos legales pasará a ser un trámite sencillo pero nunca dejará de ser una decisión muy seria. Implica hacer pública una identidad sexual, defenderla en nuestros documentos y en todas nuestras relaciones administrativas y sociales, en un tema que afecta a ... la esencia de la persona.
Voy a compartir un secreto de familia, porque sospecho que a muchos nos ha pasado algo parecido. Mi padre era un gran hombre, en todos los sentidos, pero lo más grande que tenía era su corazón. Nació y creció en una etapa de España marcadamente machista y siempre quiso tener un hijo varón, entre otras muchas razones porque era profesor de calderería y soldadura y hubiera deseado formar a un retoño a quien llevar a lo mas alto en aquello que tan bien dominaba, en un tiempo en que no había una sola chica en las aulas de formación profesional. Pero llegó su primera hija, mi hermana, una preciosa niña rubia con unos hermosos ojos verdes. Después aparecí yo, no solo mujer sino además terriblemente miedosa ante cualquier chispa o petardo, a años luz de interesarme por la perfección en la técnica de la soldadura. Así que mi padre disfrutó de nuestra compañía resignándose a esperar ser abuelo de un varón, lo antes o después, estaba seguro, llegaría.
Ahí fue donde yo me quedé embarazada. Recuerdo que mi padre esperaba ansioso el resultado de la ecografía del cuarto mes de embarazo para confirmar el sexo del que sería su primer nieto. Cuando visité a mi familia y les conté ilusionada que esperaba a una niña vi aparecer en los ojos de mi padre una sombra de decepción que oscureció el día como si unas nubes densas y negras hubieran tapado el sol más hermoso. Entonces no pude entenderlo y me fui llorando a mi casa, impotente ante lo que consideré un acto de machismo injusto. He de decir que el enorme corazón de mi padre se encogió de tal forma por haberme lastimado que cuando logró recomponerse salió corriendo detrás de mi, compró un precioso ramo de flores y escribió una tarjeta con sus manos de soldador y letra bien firme, donde me decía lo mucho que me quería y lo contento que estaba de que su primera nieta fuera una niña. Y juro que aunque yo misma acaba de ser testigo de su decepción, en los escasos minutos que transcurrieron entre nuestro primer momento de silencio en su casa y el segundo momento de silencio ya en la mía, un enorme cambio se produjo. Los dos nos abrazamos y, aunque no nos dijimos nada, sellamos un pacto por el cual nunca más mi padre sintió preferencia por el sexo masculino y jamas yo sentí que ser mujer tuviera para él ni para el resto del universo la más mínima pega. Para confirmarlo llegaron después una segunda y una tercera nieta, que todos celebramos felices confirmando que nuestra familia era prolífica no sólo en mujeres, sino en estupendas personas.
Si comparto este secreto de familia es porque justo hoy este recuerdo ha vuelto a mi, con nostalgia, cuando leí la noticia sobre la Ley Trans, que tras su aprobación por el Consejo de Ministros comienza su andadura parlamentaria. Cuando revivo lo mal que me sentí durante tan solo media hora de mi vida, no alcanzo siquiera a imaginar el sufrimiento de una persona que se sienta rechazada o discriminada no ya solo por su sexo sino por su identidad sexual. Este rechazo puede venir de su propia familia, de sus compañeros de clase o de trabajo, de los medios de comunicación, de las redes sociales... Nunca surge una norma si antes no se ha hecho presente y manifiesto que existe un problema que urge resolver. Ahora bien, la discusión llega a la hora de abordar posibles soluciones.
Vamos a repasar brevemente los puntos mas importantes del proyecto.
¿Cómo se podrá rectificar registralmente el sexo?
Una persona que no se sienta identificada con su sexo y desee cambiarlo con efectos legales tan solo tendrá que acudir al Registro Civil y cumplimentar un formulario para modificarlo, cambiando de hombre a mujer o viceversa indicando su nuevo nombre. En ese acto recibirá información sobre las consecuencias legales así como sobre las organizaciones sociales que pueden apoyarle en el proceso si lo necesita. Tras esta primera declaración será necesaria una posterior ratificación, en el plazo máximo de tres meses para demostrar que persiste en su decisión. En un mes más será oficial el cambio por lo que el proceso total dura unos cuatro meses. No es necesario aportar ningún informe médico, ni presentar testigos, ni realizar ningún tratamiento hormonal.
¿Con qué edad se puede solicitar el cambio de sexo?
Se puede hacer a partir de los dieciséis años. Con catorce y quince años se requiere consentimiento de padres o tutores pero el trámite se realiza también ante el Registro Civil. Con doce y trece años se requiere intervención judicial en un procedimiento de jurisdicción voluntaria. En los casos en los que resulta necesario el consentimiento paterno o del tutor y haya conflicto se nombrará un defensor judicial al menor.
¿Se puede revertir el proceso?
Transcurrido un plazo de seis meses desde la inscripción en el Registro Civil de la rectificación puede recuperarse el sexo inicial, pero tendrá que hacerse a través de un procedimiento de jurisdicción voluntaria.
¿Qué medidas incluye este proyecto sobre las personas LGTBI?
Se reconoce expresamente su derecho a no ser discriminadas por motivos de orientación sexual, identidad sexual, expresión de género o características sexuales. Se prohíbe cualquier método o programa destinado a modificar la orientación o identidad sexual (incluso aunque haya consentimiento) y se elimina cualquier discriminación para que todas las mujeres, con o sin pareja, cualquiera que sea su orientación sexual puedan acceder a prestaciones de reproducción asistida. Además se establece un régimen de infracciones y sanciones para proteger a todas las personas LGTBI contra la discriminación y la violencia.
¿Qué novedades hay para las personas intersexuales?
Aquellas personas que nacen con características físicas de ambos sexos tienen derecho a no ser mutiladas al nacer y a no tener que ser inscritas con un sexo que aun no tienen definido.
¿Qué ha quedado fuera del proyecto?
Parece que por el momento no se incluye el acceso de las personas trans con capacidad de gestar a las prestaciones de reproducción asistida. Tampoco se ha incluido la opción de inscribirse en el Registro Civil como no binario, es decir, sin identificarse con un sexo en concreto. Finalmente tampoco se han incluido en el Sistema Nacional de Salud de forma expresa terapias para personas trans como terapia de voz, cirugías genitales, mamoplastias, mastectomías...
Este proyecto viene acompañado de una preocupación social bastante generalizada ante un posible fraude en el cambio de sexo imaginando, por ejemplo, que un hombre pueda cambiar su sexo para competir con ventaja en competiciones femeninas, acceder a un módulo de mujeres en prisión o a vestuarios femeninos, solicitar medidas de protección o incluso evitar una condena por violencia de género, así como para conseguir ayudas y prestaciones económicas y un largo etcétera, proporcional a la imaginación de cada cual.
Confieso que este riesgo no me supone una gran preocupación. Analizando el texto del proyecto detecto varias vías de protección frente a tales abusos. Por una parte, el propio funcionario del Registro Civil puede interrumpir la tramitación si sospecha de alguna cuestión dudosa o fraudulenta, pudiendo recurrir el solicitante, de modo que finalmente pueda valorarse el caso en atención a las circunstancias concurrentes. Por otra parte, el proyecto expresamente indica en cuanto a la violencia de género que la persona mantendrá sus derechos y obligaciones jurídicos anteriores al cambio de sexo registral, por lo que se tendrán en cuenta las circunstancias que se daban en el momento de cometer el delito y no podrá evitarse una condena con un simple cambio de sexo.
Dicho esto, no me cabe duda que alguno habrá que intente cambiar de sexo con fines ilícitos y hasta lo consiga pero mucho me temo que será algo excepcional porque, de no ser así, tiempo habrá para ir cambiando la ley a golpe de reforma y de ir interpretándola a base de jurisprudencia, como pasa con todos y cada uno de los cambios legales que en nuestro país se van produciendo, unos mas conocidos que otros.
De todo cuanto he estudiado tan solo hay una cosa que me preocupa y es que los menores de edad que den el paso por ellos solos y sin necesidad de apoyo de sus padres o tutores lo hagan con la suficiente madurez y reflexión, porque no se ha instaurado ningún mecanismo para comprobar este punto, dando por hecho que todo menor que cuente con dieciséis o diecisiete años tiene madurez suficiente, lo que así será seguramente en la mayor parte de las ocasiones, pero que puede dejar sin protección algunos casos.
Es inevitable que la sociedad evolucione y también lo es que a unos les parezca bien lo que a otros les disgusta, porque afortunadamente somos diferentes y esto nos enriquece. Pero nunca hemos de olvidar que contemplar nuevos derechos nunca obliga a nadie. No por el hecho de que exista una opción de cambiar de sexo vamos todos a hacer cola ante el Registro Civil ni vamos a empezar a elegir un nuevo nombre. Cambiar de sexo con efectos legales pasará a ser un trámite sencillo pero nunca dejará de ser una decisión muy seria, porque implica hacer pública una identidad sexual, defenderla en nuestros documentos y en todas nuestras relaciones administrativas y sociales, en un tema que afecta a la esencia de la persona.
Ojalá mi padre estuviera aún conmigo. Estoy segura de que hablaríamos largo y tendido sobre este tema, como siempre hicimos con tantos otros, quizás con opiniones diferentes, pero aprendiendo siempre el uno del otro.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.