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miguel lorenci
Martes, 5 de septiembre 2017, 03:48
Dice Paul Auster (1947) que se pasó siete años «bailando a ciegas» para poder concluir su nueva novela. Que se «desplomó», literalmente, el día que concluyó ‘4 3 2 1’ (Seix Barral), un volumen de casi mil páginas. A través de Archie Ferguson, un personaje ... desdoblado en cuatro, escribe Auster cuatro vidas posibles, cuatro novelas en una, y repasa la historia reciente de Estados Unidos, «un país dividido y envenenado por el odio que Trump alimenta», asegura. «Es un maníaco, un psicópata», dice de su presidente, al que ve «incapaz de leer un libro», y «una amenaza para el mundo» y ante cuyo mandato el escritor se siente «frustrado y miserable».
El Premio Nobel no le quita el sueño al ganador del Príncipe de Asturias de las Letras en 2006, que dedicó sus primeras palabras en España a la memoria de John Ashbery, «grandísimo poeta y amigo» fallecido el domingo.
Con esta esperada novela sobre el azar y la muerte –«sobre ese instante imprevisto que puede cambiar la vida de cualquiera sin remedio o arrebatártela»–, Auster pone fin a un silencio narrativo de siete años. Su obra recorre de los años 50 a principios de los 70 del siglo XX. Relata cuatro vidas alternativas de un mismo personaje, cuatro formulaciones del amor, la amistad, la familia, la política y la muerte, pero advierte de que «Archie Ferguson no soy yo», aunque nació en la misma ciudad, Newark, y en la misma fecha que el escritor, el 3 de marzo de 1947, y los dos «lloraran leyendo ‘La Odisea’».
Auster sí explicó los dos instantes determinantes en su vida. Vivió el primero «cuando en un campamento de verano vi morir a un chico de 14 años que iba delante, fulminado por un rayo mientras atravesábamos una alambrada bajo un diluvio». El otro fue su encuentro casual con Siri Hustvedt, junto a la que lleva 36 años.
Con setenta años cumplidos, y tras un treintena de títulos, entrega una novela portentosa sobre esos instantes inesperados y decisivos que a buen seguro no leerá Donald Trump. «No le gusta el olor de los libros, y tampoco le gusta sujetarlos. Es incapaz de leerlos. Solo le pueden dar informes de una página», dice aún atónito y estupefacto ante la llegada a la Casa Blanca del atrabiliario presidente que, según Auster, «alienta el odio en Estados Unidos».
«Bajo el mandato de Trump me siento miserable, enfadado y frustrado», asegura. «No le culpo por ser el maníaco y psicópata que es, pero me inquieta que le votaran 60 millones de personas; y más que el 52% fueran mujeres, que demostraron ser tan misóginas como él participando del odio general a Hillary Clinton», se duele.
A su juicio, un odio secular persiste aún en su país. «Estados Unidos se fundó sobre dos crímenes, el genocidio de los indios y la esclavitud», dice. Y ninguna de las heridas está cerrada. «Ese odio es el veneno del sistema y nunca nos hemos hecho las preguntas correctas», lamenta el autor de ‘Trilogía de Nueva York’ o ‘Tombuctú’. Ante la aterradora amenaza de la bomba H norcoreana y la posible respuesta de Trump, espera que «ninguno de estos dos personajes perpetre una de sus locuras y empiece una guerra nuclear».
«Los libros me encuentran. No los busco. Y los personajes determinan la forma», explica Auster, que está deseando volver a su estudio. Ha empezado ya otro libro de no ficción y deja el posible regreso a la novela para más adelante. «Lo que escucho del nuevo libro en mi cabeza no tiene nada que ver con este».
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