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El terremoto ocurrido en la madrugada de este lunes en Turquía, en una zona en la que entran en contacto la placa Arábiga y la subplaca de Anatolia, lo que la convierte en un área susceptible a los eventos sísmicos. El balance de muertos a causa del sismo asciende ya a más de 3.000 y se han derrumbado más de 3.400 edificios, según han confirmado las autoridades de ambos países. Los sismólogos, que califican lo sucedido de «catástrofe», alertan de que el peligro aún no ha pasado y que las réplicas del temblor podrían tener una intensidad considerable.
Estas placas de roca sólida se empujan entre sí a través de una línea de falla vertical, acumulando tensión hasta que una finalmente se desliza en un movimiento horizontal, liberando una enorme cantidad de tensión que puede desencadenar un terremoto.
Centro de la ciudad de Kahramanmaras pic.twitter.com/KMJzCmgndl
FreddyZur25 (@FreddyZur25) February 6, 2023
Los expertos no han duda en señalar que el terremoto de Turquía, de magnitud 7,8 a lo largo de 190 kilómetros con desplazamientos acumulados de hasta tres metros, ha reunido todos los ingredientes para causar una gran catástrofe. A la elevada magnitud, infrecuente en Europa, hay que añadir que el temblor se ha producido en tierra y cerca de zonas muy pobladas. «Cumple todos los requisitos para que sea muy muy devastador», ha señalado Juan Vicente Cantavella, director de la Red Sísmica Nacional del Instituto Geográfico Nacional (IGN), en declaraciones a ABC. «Son magnitudes que en Europa no son nada habituales», asegura Cantavella.
Asimismo, advierte este experto que el peligro no ha pasado todavía. Las réplicas del temblor, que pueden llegar a tener una «intensidad considerable», representan un importante riesgo, afectando a unas infraestructuras ya dañadas y a rescates en marcha: «Pueden ocurrir desgracias de nuevo con cierta probabilidad», alerta.
El terremoto principal ha ido seguido de numerosas réplicas, la primera tan solo 11 minutos más tarde, con una magnitud de 6,7. Ahora, menos de doce horas después, se ha producido otro terremoto aún más potente, de 7,5, en Turquía central, es decir, en una zona más al norte, lo que ha disparado las alarmas.
«Podría ser el disparo de una falla que también estaba cargada», afirma el geólogo Raúl Pérez-López, del Instituto Geológico y Minero de España (IGME-CSIC), en un fenómeno que se denomina 'triggering'. Es decir, el terremoto principal ha afectado a un área tan grande que ha podido influir en otra estructura paralela de falla que también podría estar cerca de fracturarse. Y ahora ambas generarán sus propias réplicas. «Un terremoto de 7,8 afectando a otro de 7,5 puede ser doblemente devastador», explica.
De hecho, el gran peligro tras la devastación inicial de los terremotos está en las horas posteriores, ya que aunque la intensidad habitualmente es menor, los edificios ya están dañados y las labores de rescate está en marcha. Y la experiencia dicta que «normalmente, a las 24 horas» suele haber un nuevo terremoto, e incluso dos o tres días después, que en este caso lo normal sería que estuviera en una magnitud de entre 6,7 y 6,9, cuenta el experto del IGME.
Aunque los terremotos no se pueden predecir -en este caso, ni siquiera había habido temblores previos- lo que sí se ha hecho tras detectar el sismo ha sido emitir una alerta de tsunami para todo el Mediterráneo, que ya ha sido desactivada para las costas españolas, explican los expertos. En Turquía, el aumento del nivel del mar ha sido de unos 12 centímetros.
Solo en el año 2022, Turquía registró más de 20.000 seísmos. De ellos, casi 130 superaron la magnitud 4 en la escala de Richter, mientras que uno superó el nivel 6, según datos de la agencia nacional de emergencias (AFAD) recogidos por los medios turcos.
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