Duni Sawadogo, Doctora en Farmacia y en Biología Celular y catedrática de Hematología ·
La marfileña recibió el Premio Harambee por su lucha contra la venta de medicamentos falsos y por su apoyo a las mujeres científicas
ANA RANERA
GIJÓN.
Martes, 9 de marzo 2021, 03:14
La científica costamarfileña Duni Sawadogo se considera una privilegiada. Ella creció en el seno de una familia que le regaló las oportunidades que, en su país, no suelen estar al alcance de las mujeres. Esa suerte le permitió ir a la universidad y desarrollar su carrera científica hasta convertirse en un referente para las jóvenes africanas. La pasada semana recibió el Premio Harambee a la Promoción e Igualdad de la Mujer Africana, un galardón que entrega la asociación del mismo nombre, que en Asturias funciona desde 2008 y está presidida por Francisco de Borja Santamaría, colaborador habitual de este periódico.
-¿Qué supone este galardón en su trayectoria?
-Es el reconocimiento a una labor que hago día a día para impulsar a las mujeres en la carrera científica. Me siento muy agradecida de haberlo recibido.
-¿Cómo llegó usted a dedicarse a la ciencia?
-Yo no tuve ninguna dificultad, fue gracias a mis padres, ambos intelectuales. Su manera de educarme hizo que yo pudiera estudiar en África, en Europa y en Estados Unidos, soy una privilegiada. Me di cuenta de ello cuando veía a chicas vendiendo fruta en las carreteras, la única diferencia entre ellas y yo es que yo había tenido la suerte de ser escolarizada.
-¿En qué situación están las mujeres científicas en Costa de Marfil?
-Somos muy pocas porque solo un 7,6% de las mujeres llegan a la universidad cuando en el mundo la media de mujeres universitarias es de un 41,6%. El problema de esas cifras nace de la falta de escolarización. En los pueblos hay escuelas primarias, pero para ir a Secundaria, los padres tienen que mandar a sus hijas a las ciudades con doce años y les da miedo. Si consiguiéramos que llegaran a la universidad, ya no habría problema, pero muchas no llegan. Las que sí lo hacen, si trabajan bien, podrán alcanzar puestos de responsabilidad sin problema. De hecho, las cuatro decanas de las facultades de ciencias médicas son mujeres.
-Además, lucha contra el tráfico de medicinas falsas, ¿qué problemas trae esta lacra?
-Durante la pandemia, entré a formar parte de la Autorité Ivoirienne de Régulation Pharmaceutique y me di cuenta del gran problema que esto supone. Es un negocio que se lleva a cabo en mercadillos y en carreteras y es muy lucrativo, tanto que se puede ganar veinte veces más que con la venta de droga y cinco veces más que con la de tabaco. Lo peor es que esto hace que cada años se mueran unos 300.000 niños de menos de cinco años.
-¿Es un problema que afecta a los más desfavorecidos?
-Sí, en África hay muy poca cobertura sanitaria y las personas con menos recursos se compran esas medicinas falsas porque les salen mucho más baratas. Se toman entonces antibióticos sin principio activo, no curan las infecciones y acaban muriendo.
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