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ANA RANERA
Domingo, 17 de enero 2021, 02:18
Varios trozos de tela se extienden sobre la mesa de cristal en la que la diseñadora Virginia Abzueta trabaja. En su despacho se acumulan los rotuladores de colores, dispuestos en un perfecto orden, y de fondo, una canción de amor pone banda sonora a las fotos de bodas que se reparten por la pared. Virginia da rienda suelta a su vocación rodeada de vestidos de días pasados y futuros y entre patrones y bocetos que la hacen reafirmarse en su pasión por la moda, un entusiasmo que se le escapa aún cuando los vientos soplan en contra.
Ella reconoce que no ha tenido un 2020 fácil, como el de la mayoría. Le tocó reinventarse a la fuerza y lo hizo porque cree que la valentía es la única opción para no quedarse en el camino: «De los cobardes no se ha escrito nada». Lo dice y lo siente. Hace doce meses tenía «una ilusión tremenda» por el año que entraba y, de pronto se vio «con todo congelado, con miedo, con tensión y con demasiada incertidumbre».
Pero la pandemia, aunque asustaba y quebraba su sueños, no logró frenarla. Con ella llegaron nuevos proyectos y nuevas maneras de hacer su moda. A falta de fiestas y bodas, programas, arte y hasta productos sanitarios. En el año en el que estuvo prohibido viajar, ella recorrió más kilómetros que nunca y se hizo fija del tren Gijón-Madrid que le trajo tantas oportunidades. «La tele fue un apoyo muy importante para mí», reconoce. Ya había trabajado algunas veces para este medio, pero comenzar a hacer en 'Sálvame' una sección fue una vía de escape para salir del eterno túnel en el que nos adentró el coronavirus. «Es un trabajo muy diferente que te hace darte cuenta de que, pese a todo, el espectáculo debe continuar», opina la diseñadora.
Convertir a Antonio David Flores en la que fuera su suegra, Rocío Jurado; caracterizar a Marta López para cantar -con bastante sorna- 'El Venao' y vestir a Belén Esteban con un traje de lo más taurino para recordar su pasado interpretando 'Torero', de Chayanne, fueron algunos de los retos a los que Abzueta se enfrentó y en los que quedó demostrado su talento. «Al principio Marta López no quería ponerse los cuernos, pero luego se vio tan guapa que accedió», señala Abzueta. Y es verdad que, pocas veces, una cornamenta lució con tanto estilo.
La diseñadora dice que los colaboradores de 'Sálvame' se portan muy bien con ella y estar allí le ha servido para darse cuenta de todo el trabajo que hay detrás de un programa como ese. «Trabajar en 'Sálvame' es un chute de adrenalina», asegura. «Tú cuando entras en Telecinco nunca sabes lo que te va a pasar», bromea. En esos lares, saben bien lo que es hacer de cada tarde y de cada noche un vodevil y el vestuario es parte fundamental de esas fiestas. «Me di cuenta de toda la gente que lo saca adelante», dice Abzueta. Y ella, en ese plató, quiere ser representante del talento de la tierrina. «Lo más importante de esa sección es que se vea que en Asturias se hacen cosas. Creo que dentro de todo, soy embajadora de nuestra región, quiero enseñar que aquí hay gente con muchas capacidades, que tenemos mucho que dar».
Pero no todo es Telecinco entre sus proyectos. También aprovecha Virgina Abzueta este tiempo para reivindicar el arte de la moda y lo expondrá de la mano de Aurora Vigil-Escalera. «Aurora me invitó a hacer una exposición en Madrid y eso me tiene muy ilusionada, ya hicimos un vestido para la Noche Blanca y ahora volveré a reivindicar que la moda es un arte. La ropa puede ser utilitaria y también estar en una galería», afirma.
Además, estas circunstancias le sirvieron para atreverse con productos sanitarios: colección de mascarillas, artilugios para dividir los espacios y hasta tiene en mente prendas que controlen la temperatura corporal. «En momentos duros, hay que buscar nuevos caminos». Lo tiene claro Abzueta, ella que lleva desde los catorce años diseñando, los emprende con la fuerza que hará que el espectáculo y la vida continúen, ajenos a los tiempos revueltos de alrededor. Si hay que echarle valentía y ganas, se las echa y hasta en pandemia se recicla y se reinventa.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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