Trabajar demasiado es tóxico: esta es la mejor manera de evitarlo

El estrés y el trabajo excesivo supone un gran peso mental y emocional pero también pueder llegar a ser tóxico. Así se desprende de un estudio liderado por el neurocientífico Antonio Wiehler, en colaboración con otros autores, que evidencia los problemas que pueden derivar del exceso de trabajo.

La culpa es de una partícula llamada glutamato que libera nuestro cerebro cuando se trabaja de forma constante y con una exigencia muy alta. Además, en caso de acumularse, puede llegar a desencadenar un mecanismo difícil de controlar después del trabajo laboral. Y es que a pesar de que la función de esta partícula es la de activar las neuronas, en exceso puede llegar a provocar problemas en la función cerebral, como la muerte celular.

Tal y como se desprende del citado estudio, el glutamato se acumula en la corteza prefrontal y dificulta que hagamos un esfuerzo intelectual muy elevado de forma prolongada. Pero ¿cómo evitar que esto suceda? Cuando esta partícula se acumula, después de muchas horas de trabajo, es necesario hacer un descanso, permitiendo que esta desaparezca de forma natural. La mejor forma de conseguirlo es a través del sueño. Así, dormir siete horas diarias ayudaría a combatir la presencia peligrosa de glutamato en nuestro cerebro.

Con un sueño reparador y el consiguiente descanso, se entiende que el glutamato volverá a niveles normales antes de volver a comenzar la jornada laboral, lo que hará que sus efectos no sean perjudiciales. Por ello, a pesar de que las investigaciones en torno a este tema están aún en fase muy inicial, se aconseja tanto realizar descansos regulares como evitar cargas excesivas de trabajo, controlando así los niveles de esta partícula e impidiendo que resulte perjudicial.

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