pablo a. marín estrada
Lunes, 22 de junio 2020, 17:58
Tono Permuy, propietario del café Toma 3, de Gijón, llega al fin del estado de alarma con mirada positiva hacia el horizonte que se abre y sin martirizarse inútilmente pensando en la merma económica del negocio durante el cierre por la pandemia. «Las pérdidas ahí están, pero ¿de qué sirve mirar para ellas? Ya tuvimos tiempo mientras estábamos cerrados y había que seguir afrontando los gastos corrientes. Fue duro, claro, pero a mí nunca me faltó un plato en la mesa y hay personas que lo han sufrido más, están en condiciones complicadas y mi afecto va hacia ellos. Nosotros hemos perdido, sí, pero seguimos abiertos, hemos recibido el cariño de los clientes y miro al futuro con cierta ilusión. Ahora toca avanzar», opina.
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Recuerda que su primera semana de reapertura «fue pésima», aunque a partir de entonces «he percibido un gran cambio, mucho apoyo de la base de los clientes. Eso es lo que va a salvar a los negocios. El público no es que vaya solo a los bares, los hace suyos. Durante el confinamiento recibimos muchos mensajes de apoyo y ahora se han traducido en una presencia real de público, hay un sentimiento de que la hostelería lo ha pasado mal y los gijoneses están tirando de sus establecimientos». También es optimista de cara a la época estival que comienza: «Creo que vamos a tener un buen verano, vendrán visitantes y se podrá salvar». Para consolidar el arranque entiende necesario «abordar una reconstrucción en dos niveles: cada proyecto apostando por lo que pueda ofrecer y sepa hacer bien, mejorando en ello; y también por un mayor compañerismo en el sector. Hemos visto cómo el local de enfrente pasaba por lo mismo y ojalá se refuerce ese vínculo de solidaridad entre los hosteleros», desea.
En cuanto a las medidas económicas y sociales del Gobierno para la crisis, manifiesta que «cuando recibí el paro de autónomos por primera vez en mi vida me pellizqué. Nunca me habían pagado por no trabajar. Y claro que hay que ayudar, sobre todo aplazamientos de impuestos, que ya se está haciendo, aunque un Gobierno nunca va a suplir las pérdidas que has tenido. Valoro mucho la renta social básica, para que gente en una situación muy precaria tengan algo para el día a día y el estado se lo facilite, pago impuestos encantado». Elogia iniciativas como la emprendida por EL COMERCIO: «Una idea fabulosa. Yo no concibo un bar sin periódico, es una tradición que se remonta a siglos atrás y debemos recuperar el placer de estar tomándote algo mientras lees la prensa».
En su café aspira a que de nuevo «entre las mesas y los taburetes vuelva a discurrir la poesía, la música, las conversaciones sobre las cosas que nos llenan de vida, las risas, reconstruir ese ecosistema de alegría. Las mesas en el almacén parecen preguntarse cada día ¿qué hacemos aquí? Tienen ganas de salir de esta, como todos. Y saldremos», vaticina.
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