Borrar
Directo Lunes negro en las bolsas: la volatilidad se dispara a máximos desde la pandemia
La 'Adoración de los Reyes Magos', de Theodoor van Loon, que estaba en la Alcoba Pompeyana, la que ocupaba Fortunato Selgas. E. C.
Los tesoros de la Quinta Selgas

Los tesoros de la Quinta Selgas

Valor incalculable. Casi doscientos lienzos son algunas de las joyas que hoy se custodian en el sótano del palacio y que conviven con una colección de tapices única en España

A. V.

Domingo, 12 de septiembre 2021, 01:07

Entrar en La Quinta Selgas, «el Versalles asturiano», alguno de los pocos días que abre al año es penetrar en un reino artístico con cuatro escuelas pictóricas representadas entre sus muros: la italiana, la francesa, la flamenca y la española, «los núcleos vertebradores de la colección, con piezas que van, fundamentalmente, de los siglos XV al XVII», en palabras del Alfonso Palacio, director del Museo de Bellas Artes de Asturias, que pone el acento en las de Corrado Giaquinto, Luca Giordano y Vicente Carducho. Lienzos que no juegan en la liga del Goya vendido a Amigos del Prado y el Greco que estuvo a punto de irse camino de Budapest pero que regresó a Cudillero tras una estancia fugaz en Madrid y que, por lo tanto, podrían venderse con mucha más discreción y también por precios mucho más modestos.

Antes presentadas a lo largo y ancho de las estancias de La Quinta de El Pito y hoy aglutinadas en su sótano, las obras compradas expresamente como decoración del palacio -con una primorosa y barroca ornamentación y techos pintados por Casto Plasencia y Manuel Domínguez- incluyen las dos escenas de la Guerra de los Treinta años del pintor flamenco Peeter Snayers, el valiosísimo retrato del infante Carlos II que se atribuye a Carreño Miranda o un magnífico 'Ecce Homo' de Luis de Morales. Porque, sin olvidar que mobiliario, jarrones, lámparas, cristalería, vajillas, platería, porcelanas, esculturas, orfebrería, relojes, grabados, abanicos... forman parte también del patrimonio atesorado en el XIX por los hermanos Ezequiel y Fortunato y adquirido en las mejores casas de toda Europa, los casi doscientos lienzos de la colección son su principal tesoro.

A la sala Luis XIII fueron destinadas, por ejemplo, obras mayúsculas como la 'Diana curada por Endiminión', una escena mitológica realizada a finales del siglo XVII por Luca Giordano, y un 'Retrato de Felipe II' atribuido a Peter Paul Rubens. Pero era en la sala Luis XV donde se hallaba una de sus joyas: el 'Retrato del General Ricardos', uno de los más preciados óleos que alberga La Quinta, pintado por Goya el mismo año de la muerte del militar.

Para la biblioteca, los hermanos escogieron dos lienzos de la escuela napolitana de comienzos del siglo XVIII de Giordano y, para las alcobas, un óleo sobre cobre de Jan Breughel, el Joven. En la pompeyana, concretamente, la que ocupaba Fortunato, destacaban otras piezas sobresalientes, como dos bocetos de la serie de la 'Vida de San Bruno', de Carducho, y la 'Adoración de los Reyes Magos', de Theodoor van Loon.

Pero hay otro elemento especialmente interesante en la colección y son sus tapices, como apunta la doctora en Historia del Arte gijonesa formada en Bruselas Margarita García Calvo, quien asumió el encargo de catalogarlos y que habla de «una colección muy completa, tejidos de primera línea que están en buenas condiciones y que van del siglo XVI al XVIII. Sin duda, una de las mejores colecciones privadas de España y la única de Asturias».

«Esos dieciséis tapices que forman la colección fueron adquiridos por los hermanos Selgas en el último cuarto del siglo XIX en diferentes anticuarios madrileños, según atestiguan las facturas que se conservan en el archivo de la Fundación», añade García Calvo, que cuenta que, «junto con los cuadros, muebles, cerámicas... fueron comprados para decorar la residencia familiar». Y, así, «desde un principio, se construye un espacio para colgarlos, el pabellón de tapices», donde cuelgan varios de ellos. «Fue el propio Fortunato, entusiasta del arte y de la arqueología, el que decide la colocación de las piezas en el pabellón y también en el palacete residencial, en el vestíbulo, el comedor y la escalera principal». Maravillas «de procedencia mayoritariamente flamenca y que fueron tejidas en los siglos de mayor prosperidad de este arte, siendo representativas de la mejor tapicería del Renacimiento y el Barroco».

Pero es que, como recuerda Ana María Fernández, exvicerrectora de la Universidad y hoy directora de su Departamento de Historia del Arte y Musicología, que en su día aterrizó en La Quinta para hacer un inventario exhaustivo que recogía todos los objetos que había en todo el conjunto de Cudillero y que hoy la Fundación se niega a entregar a la Consejería de Cultura, en El Pito «hay otras muchas cosas muy interesantes: textiles, casullas, candelabros que, subastados en una casa como Christie's, valdrían un dineral, objetos decorativos de todo tipo, desde mobiliario de primera a doseles de bordadores de la Casa Real... Un conjunto muy variado de piezas. Además de una biblioteca excelente y un archivo excepcional, con cartas, facturas, diarios de viaje...» de un valor incalculable.

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcomercio Los tesoros de la Quinta Selgas