
Pablo Suárez
Viernes, 13 de marzo 2020, 20:01
«Los niños decían que querían ir a la playa a tomar un helado el fin de semana, así que cubrimos la pared de papel y pintamos una costa. Solucionado». Paula es madre de Beltrán y Jacobo, de 6 y 7 años respectivamente. Profesora de conservatorio, se prepara, al igual que muchas familias asturianas, para pasar un fin de semana distinto en el que apenas habrá salidas del domicilio familiar por culpa del coronavirus.
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«No tenemos tele en casa y los niños no están muy al tanto de las noticias, pero saben que no vamos a salir porque, aunque a ellos no les tiene por qué afectar el Covid-19, otras personas lo pueden pasar mal», explica sobre unos días, los próximos, en los que su originalidad a la hora de entretener a los niños se verá puesta a prueba como nunca antes.
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«Somos un poco contrarios a la tecnología, así que vamos a hacer manualidades», explica sobre propuestas que ha ido desarrollando para evitar que la cuarentena se convierta en aburrimiento. «Vamos a hacer papiroflexia, tablets con goma espuma, tocar el violonchelo...», enumera, segura de su capacidad para divertir a los pequeños, que durante los próximos días tan solo verán a sus abuelos a través de videollamadas.
Otra de las opciones en este tipo de situaciones es apostar por aquellos trabajos que, inmersos en la vorágine de actividades que implica el día a día, suelen quedar aparcados. Es el caso de Celia Alonso, de 21 años y que, tras regresar de Madrid el pasado lunes, se trasladará a la casa que su familia tiene en Careñes (Villaviciosa). Allí, aprovechará el encierro para hacer artesanía junto a su madre. «Ella tiene pasión por hacer cuencos y figuras de cerámica. Hace poco compró un horno especial para la arcilla y lo instaló en casa. Es lo que vamos a hacer este finde», resume esta estudiante.
La gastronomía también se convierte en una de las actividades recurrentes para combatir el hastío que puede llegar a provocar estar en casa durante más tiempo del deseado. «Ya tenemos previsto hacer bizcochos y galletas. A los niños les encanta cocinar», cuenta Eugenia, madre de Alba y Lucas, de 2 y 7 años respectivamente, y quien convertirá la cocina de casa en toda una confitería. Cucharas de colores, moldes de numerosas figuras y mucha voluntad suponen el centro del entretenimiento para los pequeños, quienes reconocen que, en ocasiones, echan de menos no poder «ir al cole».
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