Operación 'Renascere'

¿Cómo cazó la policía a Santiago, el camarero de 25 años que violaba a su bebé?

Las deleznables prácticas de Santiago, camarero de profesión, no acababan ahí, y tampoco era la primera vez. Ofrecía a su propia hija para que la violaran otros pedófilos a través de las redes sociales y aplicaciones de mensajería, aunque la Policía no tiene constancia de que otras personas abusaran de la pequeña. Existen «múltiples conversaciones en las que ofrecía al bebé a terceros para tener sexo», declaran fuentes de la investigación.

'Renascere' significa renacer en italiano y es el nombre con la que se ha denominado esta operación policial contra la ciberdelincuencia. Su nombre se debe a la esperanza que la bebé pueda tener una nueva vida junto a sus abuelos, que tienen ahora su custodia y cuyo cuidado supervisarán los servicios sociales de la Comunidad de Madrid. La madre de la pqueña, nacida en mayo de 2022, también ha sido detenida. Desconocía los abusos de su pareja a su propia hija pero está acusada de haber compartido también pornografía infantil.

Fueron los expertos del Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos (HSI, Homeland Security Investigations) que navegan por las 'deep webs' los que dieron la voz de alarma a la Policía española de que el detenido «compartía imágenes sobre explotación sexual a menores de corta edad a través de diferentes redes sociales».

La Policía Nacional tardó pocos días en identificar y localizar al pederasta, que además era reincidente y ya había sido detenido en 2021 por estar en posesión de pornografía infantil. Estos antecedentes hicieron que los agentes tuvieran de inmediato a Santiago bajo estricta vigilancia, lo que les permitió descubrir que había sido padre y vivía en el mismo domicilio con su pareja, de 22 años, y su bebé, de ahora 17 meses.

Inmediatamente, la Policía solicitó una orden de registro de la vivienda en diciembre del pasado año.

Muy sucia, con arañazos de un gato que andaba por el piso, entre basura, restos de porro y y otras drogas esparcidas por el piso. Estas fueron las pésimas condiciones en las que tenía que vivir la pequeña y que los agentes se encontraron en una primera inspección. Detuvieron a Santiago, aunque luego quedó en libertad. La vivienda era de alquiler y la pareja la compartía con otro inquilino y la propietaria.

El siguiente paso para los agentes fue analizar el material intervenido en el domicilio, un trabajo que duró varios meses. Los investigadores hallaron al menos dos vídeos grabados en diciembre de 2022 en los que el detenido agredía sexualmente a su hija. No se veía la cara de la bebé, de siete meses entonces, pero los agentes supieron que era ella porque reconocieron una sillita de bebé y un sofá que habían visto en el registro de diciembre.

El dispositivo móvil tenía además «múltiples conversaciones en las que ofrecía al bebé a terceros para tener sexo», si bien a los investigadores no les consta que la pequeña fuera abusada por otras personas. En esas conversaciones con otros pedófilos a través de chats de Instagram con otros hombres de habla hispana ofrecía a participar junto a él a y su mujer en la violación de la pequeña.

Según fuentes de la investigación, en el teléfono del pederasta se hallaron además un centenar de grabaciones pornográficas, todas con niños menores de dos años, algunas de extrema dureza, la mayoría de las cuales ya eran conocidas por los investigadores, ya que aparecen de forma recurrente en los registros de los domicilios de los pedófilos. Esos vídeos, que no fueron grabados por el detenido, habían sido compartidos por Santiago, entre otros canales, por la plataforma de mensajería instantánea Discord e incluso a través de Twitter.

Tras todos estos hallazgos, a principios de septiembre la pareja fue detenida en el nuevo domicilio al que se habían trasladado tras perder la custodia de la pequeña, en la localidad madrileña de Pinto.

El juez decretó prisión provisional para Santiago. Su pareja y madre de la pequeña quedó en libertad con cargos, después de que el detenido declarase que había sido él quien había usado el teléfono de su pareja para distribuir a través de su cuenta de Telegram pornografía infantil.

La Policía, a diferencia de la autoridad judicial, no se cree esta coartada, ya que en los chats de Telegram donde se distribuyeron las imágenes de abusos a menores, hay comentarios escritos de la mujer, quien tuvo que visionar esas imágenes que no fueron borrados de esos chats.