A. S. gonzález
Oviedo
Domingo, 2 de octubre 2022, 17:14
La reina de la coca nació en un familia del Opus Dei y estudió en un colegio de monjas de Burgos. Entonces era una alumna más, simplemente Ana María Cameno. Tiempo después se convirtió en una mujer en un mundo de hombres, la mujer, toda una líder capaz de dirigir, según las autoridades, una de las mayores redes de cocaína del país.
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La Audiencia Nacional acaba de condenarla a a 16 años de prisión -12 por un delito contra la salud y cuatro más por blanqueo de capitales- y al pago de una multa de 21,2 millones de euros como principal acusada de dirigir una red de tráfico de drogas a gran escala con presencia en diferentes puntos de España.
Hace 51 años que Ana María Cameno llegó al mundo y catorce años después ya era una chica rebelde que escapaba de la rigidez de su hogar pinchando música. DJ Anita Dinamita conoció la noche y la droga, que comenzó a distribuir en su moto hasta que en 1992 la Justicia le dio el primer toque. Fue condenada a tres años de prisión y una multa de 25 millones de pesetas.
Aquello no supuso un escarmiento. Lejos de amedrentarse, salió de la cárcel y fue prosperando en el mundo del hampa. Sin padrinos y sin violencia, escaló hasta convertirse en una de los narcos más importantes del país. ¿Cómo fue posible? Con «inteligencia» y las «cualidades que tenemos las mujeres», justificó en una entrevista concedida al periódico El Mundo.
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En ella, presumía de haberse ganado la confianza a base de guardar «secretos» de los valientes y tratando de evitar que por testosterona se mataran entre ellos. Además, restaba importancia a su papel. «Ni he sido jefa ni he tenido una organización detrás. Pero como me han convertido en reina, pues ésta siempre tiene que ser crucificada», protestaba en 2019.
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A ojos de la opinión pública, se presentaba como un personaje inventado por la Policía para que nadie hablara «de las otras mafias que operan en España con su beneplácito». Su último arresto, por el que finalmente ha sido condenada, se produjo 2014 -un año después de salir de prisión- bajo la acusación de dirigir la distribución de cien kilos de cocaína en distintos puntos de España.
Una llamada en la que hablaba en clave disparó de nuevo las alarmas de la Policía y la puso bajo su radar. La reina de la coca era libre de nuevo pero tenía que saldar una deuda con sus proveedores colombianos, a los que debía cinco millones de euros, motivo por el que habría continuado operando.
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Uno de sus colaboradores fue hallado con casi 19 kilos de cocaína en el Mercedes que ella solía conducir. Al descubrir al arresto, Cameno y su pareja abandonaron su ático de Majadahonda destino a la Línea de la Concepción pero la Policía, que la seguía desde hace tiempo, había colocado un GPS en el coche en el que se trasladaron.
Ambos fueron detenidos en una urbanización de la localidad gaditana. En su vivienda había casi 45 kilos de cocaína valorados en seis millones de euros y una pistola. En el Jeep Cherokee en el que viajaron, los agentes dieron con 37 kilos más.
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La operación supuso la desarticulación de una red de narcotraficantes de la que Cameno era la cabecilla. Había montado, además, una estructura societaria para ocultar las ganancias ilegales en productos financieros y mediante transferencias a Panamá.
El fiscal situó a Camena en la cúspide del grupo, ya que «mantenía contactos regulares tanto con suministradores como con los encargados del transporte», mientras que su pareja, Ramón Mora, «se ocupaba de los pagos correspondientes a las ventas de esta sustancia, así como de los contactos con la red que garantizaron la ocultación» de las ganancias.
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Ambos disfrutaban de un altísimo nivel de vida incompatible con sus ingresos declarados: coches de alta gama, joyas por valor de más de 50.000 euros, viviendas de lujo, ropa carísima y barbaridades de dinero en efectivo.
La reina de la coca, devota de la santería, también era una entusiasta de la cirugía estética. «Si no estuviese megaoperada, no tuviese estas tetas, no fuese pija y rubia nunca habría entrado en prisión», protestaba. «Caí por tener tetas. Es un mundo machista donde nunca se va a dejar estar arriba a una mujer», insistía en la citada entrevista.
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Tras su arresto, Cameno permaneció en la cárcel hasta que se agotó el periodo máximo de prisión preventiva. Tras varios juicios aplazados, el lunes abandonó de nuevo la libertad. Los agentes le detuvieron para prevenir una posible fuga con la sentencia a punto de hacerse pública. Su expareja, José Ramón Mora, permanece en busca y captura.
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