pablo suárez / Elcomercio.es
Jueves, 26 de julio 2018, 20:54
«Absolutamente desbordados». La alarma creada tras la reciente fuga de Guillermo Fernández Bueno, un peligroso recluso que cumplía condena en el centro penitenciario de El Dueso (Cantabria) parece haberse asentado en Asturias. Una situación que queda reflejada en las más de 800 ... llamadas que han recibido los cuerpos de seguridad de la región, en las que ciudadanos de diferentes puntos de la comunidad afirman haber visto al preso. «Muchas de las llamadas se producen de manera simultánea en diferentes ciudades asturianas», afirman desde la Policía Nacional, que tratan de calmar el ambiente de cara a facilitar la búsqueda que actualmente se encuentra activada en todo el sector norte de la Península. Sin embargo, y con el fin de determinar hasta que punto la información es fiable, un buen número de agentes se encuentran devolviendo las llamadas a los posibles testigos para que estos amplíen la información y aporten más detalles de lo que han presenciado.
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La búsqueda se extiende también fuera de España. Y es que los investigadores, que califican a este hombre como «peligroso», tienen «serios indicios» de que pueda haber abandonado el país. Si en un principio daba como «lo más probable» que estuviera fuera de Cantabria, ahora barajan que se encuentre fuera de España, por lo que han pedido la colaboración de Interpol. Y se le cree en compañía de su pareja, la misma que habitualmente le visitaba en los vis a vis.
Guillermo Fernández Bueno cumplía una condena de nueve años de cárcel por otra agresión sexual cometida un mes antes. El preso ya había cumplido 17 años y medio de cárcel y el final de su condena estaba fijado en 2026. Además, no era el primer permiso que se le concedía, aunque los anteriores los había obtenido a través de recursos que finalmente habían sido admitidos por el juez de vigilancia penitenciaria.
La sentencia de la Audiencia alavesa que le condenó por asesinato y violación señalaba que actuó con una «violencia inusitada», que la víctima asesinada murió asfixiada y que la violó.Además, indicaba que cuando ya había fallecido, el condenado le cortó el cuello.
Además de alarma social, el caso también ha generado una intensa controversia jurídica. Instituciones Penitenciarias y, en última instancia los jueces, habían rechazado en más de una ocasión la petición de Guillermo Fernández Bueno de obtener el tercer grado, paso previo a la concesión de la libertad condicional.
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Fuentes penitenciarias han indicado a Efe que el interno había pedido varias veces un cambio de régimen penitenciario tras superar la mitad de la condena impuesta. Sin embargo, su petición fue rechazada por todas las vías, tanto en primera instancia a través de la Junta de Tratamiento de la prisión como por el juzgado de Vigilancia Penitenciaria al que había recurrido y que sí le había otorgado finalmente los primeros permisos que disfrutaba sin ningún tipo de incidentes desde 2012.
De hecho, las fuentes consultadas detallan que el preso había seguido varios programas voluntarios de reinserción como el destinado a los agresores sexuales, otro curso de «vivir sin violencia» y uno de preparación para las salidas de permiso.
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