Las alarmas saltaron el pasado 13 de agosto. Fernando Iglesias Espiño, condenado por asesinar a su mujer y a sus dos hijos, de 12 y 18 años, en Jinámar (Gran Canaria), no volvió a la prisión de Pereiro de Aguiar (Orense) ... en la que cumplía su pena tras disfrutar de un permiso penitenciario. De inmediato se activó un operativo para localizar al parricida, en torno a cuya desaparición la Guardia Civil apreció entonces «circunstancias extrañas«. Ayer se confirmaron las peores sospechas: su cuerpo fue localizado enterrado en una finca de una granja de la localidad de Piñor de Cea. Dos personas fueron detenidas y ya han ingresado en prisión provisional, comunicada y sin fianza.
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La investigación iniciada por la Policía Judicial de Ourense, denominada Operación Avaro, apunta a un crimen con móvil económico, supuestamente por una herencia. Las exhaustivas pesquisas derivaron en la detención de dos personas como presuntos autoras de delito de homicidio o asesinato (aún por calificar por el instructor) en concurso con un robo con violencia. Y es que todo apunta a que la desaparición de Iglesias Espiño fue «forzada» y coincidió con que había recibido una herencia de 26.000 euros.
Los investigadores consiguieron concluir que el preso, de origen pontevedrés, falleció «a las pocas horas de salir de prisión» en una granja en la localidad orensana de Maside, que se da la coincidencia regentaba uno de los detenidos y en la que el preso colaboraba trabajando en sus salidas de permiso penitenciario.
Al realizar el rastreo del dinero en entidades bancarias en las provincias de Ourense, Pontevedra y en el norte de Portugal, los investigadores observaron que «quince días» antes de su desaparición alguien había retirado 15.000 euros mediante «sofisticados sistemas para la sustracción y para borrar cualquier rastro», por lo que se inició un dispositivo de vigilancia.
A raíz de las pesquisas, los responsables de la investigación observaron «movimientos raros» en las cuentas del preso desaparecido, que concluyeron con la detención en las últimas horas de dos sospechosos con los que Iglesias Espiño habría coincidido en la cárcel de Ourense: F. G. H., de 43 años, y O. G. L., de 38.
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Para la realización de los registros, los agentes utilizaron drones y detectores especiales de las Fuerzas Armadas, en una operación dirigida por el Juzgado de Instrucción número 1 de Ourense y de la Fiscalía provincial.
Iglesias Espiño había sido condenado a 54 años de prisión por el triple crimen y había cumplido 22 de los 25 años que como máximo puede pasar en la cárcel según el código vigente cuando fue condenado por asesinar a su mujer y a sus dos hijos. En la actualidad, se encontraba en régimen de tercer grado, cumplía su pena en el módulo del centro penitenciario donde se encuentran los presos en régimen de semilibertad y salía de la prisión cada dos fines de semana.
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