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La aparición del cadáver de Olivia, la mayor de las dos hermanas secuestradas por su padre en Canarias, Tomás Gimeno, ha conmocionado el país. Si cualquier crimen es detestable, aquellos que implican a menores son especialmente dolorosos e incomprensibles. Cercenar una vida ... que está en sus albores parece anti natura y la proyección del dolor de sus familiares resulta inevitable.
Asturias ha vivido en los últimos años diversos episodios trágicos, la mayoría de ellos protagonizados por los padres y cuidadores de los pequeños. España también recuerda, aún consternada, casos tan mediáticos como el de las niñas de Alcasser, Gabriel Cruz, Mari Luz Cortés, Marta del Castillo o los hijos de Bretón, entre otros.
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El avilesino David Oubel acabó brutalmente con la vida de sus dos hijas de nueve y cuatro años en Moraña (Pontevedra), a las que asesinó con una sierra radial el 31 de julio de 2015. El autor confeso de la muerte de las pequeñas las drogó con benzodiazepinas y relajantes musculares «diluidos en cacao» para «adormecerlas».
Oubel fue el primer condenado en España a una pena de prisión permanente revisable, prácticamente equivalente a la cadena perpetua, en un veredicto adoptado por unanimidad. la prensa le bautizó como el monstruo de Moraña.
José Ignacio Bilbao Aizpirua, conocido como Iñaki, asesinó a sus hija Amets y Sara el 27 de noviembre de 2014 a sangre fría con una barra de hierro envuelta en papel de regalo. Separado de la madre de las pequeñas, las mató en el piso de San Juan de la Arena en el que vivía desde su regreso del País Vasco, de donde se supone que había vuelto para permenecer cerca de las pequeñas.
Después, se tiró desde el viaducto de la Concha de Artedo. La aparición de su cadáver puso sobre alerta a la familia de las niñas y a las autoridades que, al llegar a la vivienda, se encontraron la dantesca escena. La madre de las pequeñas había solicitado al juez una orden de alejamiento de su ex pareja pero quiso expresamente que sus hijas no perdieran el contacto con su padre, al que adoraban.
El cuerpo sin vida de Imran apareció en el interior de una maleta arrojada junto a las vías del tren entre el apeadero ovetense de La Argañosa y el de Vallobín. Lo encontraron unos operarios de Adif mientras realizaban labores de desbroce. Llevaba unos tres días muerto, desde la madrugada del 25 al 26 de octubre de 2014 .
Era solo un bebé de 21 meses y la autopsia reveló que había sufrido varios episodios de maltrato. Durante el juicio, su madre, Fadila Chardoud, de 24 años, acusó a su pareja, David Fuentes, de 36. Él la implicó a ella. Ambos eran consumidores habituales de droga.
Finalmente, ambos fueron declarados culpables. Él fue condenado a 28 años y cinco meses de prisión por los delitos de maltrato, asesinato y profanación de cadáver. Ella, a 20 años y ocho meses de cárcel como cómplice del asesinato y autora por omisión del delito de malos tratos así como por la profanación del cadáver. Tras cometer el crimen y abandonar el cuerpo, ambos huyeron a León, donde fueron detenidos el 11 de noviembre.
La Audiencia Provincial de Asturias condenó hace menos de un mes a prisión permanente revisable a la madre gijonesa que asesinó de 53 puñaladas al bebé que acababa de alumbrar y al que tiró después a un contenedor de la basura ubicado en Nuevo Roces.
Silvia Acebal mató a su hijo nada más nacer, en torno a las 15 horas del 1 de agosto de 2019, después de mantener en secreto todo el embarazo. Tras hacerlo, dio la vuelta al colchón y lavó las sabanas. Dejó rastros de sangre en el pasillo, que limpió su pareja, Daniel B. S., cuando volvió del trabajo. Se excusó en el sangrado de un quiste y él no sospechó nada raro.
«No tendré vida suficiente para arrepentirme. Pido perdón a mi familia porque les he arruinado la vida. También a la de Daniel, que siempre me trataron muy bien», señaló durante el juicio.
Ruth y José, de seis y dos años, murieron a manos de su padre, José Bretón, el 8 de octubre de 2011. Primero, les suministró Motivan y Orfidal para dejarlos inconscientes y después calcinó sus cuerpos en una hoguera en una finca de su hermana, Las Quemadillas, en Córdoba.
Mintió después a la Policía, a la que llamó asegurando que los niños se habían perdido en el parque. El crimen fue una venganza contra la madre de los pequeños, quien le había comunicado su intención de separarse. Entre los días 5 y 7 de octubre hizo acopio de leña en la parcela y adquirió combustible en una gasolinera de Huelva, lo que refleja la premeditación de su plan.
La investigación finalmente encontró los restos óseos y Bretón fue enviado a prisión el 22 de octubre. Fue condenado en julio de 2013 a 40 años de cárcel, castigo que fue rebajado posteriormente a 25 años después de un recurso de la defensa sobre la liquidación de la condena.
Rosario Porto, abogada, y Alfonso Basterra, periodista, fueron declarados culpables de matar a su hija Asunta, de doce años, a la que habían adoptado con nueve meses. La sedaron durante meses y la asfixiaron por sofocación el 21 de septiembre de 2013 en Galicia. Ese mismo día denunciaron su desaparición.
Al día siguiente, el cadáver de la pequeña fue hallado en una pista forestal de la parroquia de San Simón de Ons de Cacheiras, en el municipio de Teo (A Coruña). Dos días después, los progenitores fueron detenidos y finalmente condenados. La madre se suicidó en el penal el pasado 18 de noviembre. El móvil del crimen es una incógnita a día de hoy.
Durante dos semanas, España vivió la angustiosa búsqueda de Gabriel Cruz, 'el pescaito' , desaparecido el 27 de febrero de 2018 en la pedanía de Las Hortichuelas, en Almería. Su cuerpo sin vida apareció el 11 de marzo. La pareja de su madre, Ana Julia Quezada, le había asesinado.
Con sangre fría e incluso lágrimas en los ojos, siguió todo el dispositivo de búsqueda y estuvo a lado de su pareja. Aunque no lo sabía, la Guardia Civil sospechaba de ella desde casi el inicio y estaba sometida a una estrecha vigilancia. Fue pillada mientras desenterraba el cuerpo y lo metía en el maletero de su coche para trasladarlo a otro lugar.
La mujer había asfixiado al niño con sus propias manos, probablemente movida por los celos dado el inmenso amor que sentía el padre por su propio hijo. Ha sido condenada a la prisión permanente revisable.
Mari Luz Cortés iba, con cinco años, a comprar chucherías a un quiosco cercano a su casa, en Huelva, cuando Santiago del Valle tiró un osito de peluche desde el balcón y le pidió que lo subiera. Al entrar en el portal, trató de abusar sexualmente de ella. La pequeña se resistió y su asesina la golpeó en la cabeza.
Inconsciente, la llevó en un carrito de la compra a las marismas, donde murió ahogada. Su cuerpo fue encontrado el 7 de marzo, casi dos meses después de su desaparición, en el puerto exterior de Huelva. Del Valle ha sido condenado a 22 años de cárcel y su hermana Rosa del Valle, a nueve por actuar como cómplice.
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