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El padre de Julen, el niño de dos años que cayó el pasado domingo a un pozo de más de cien metros de profundidad en Totalán (Málaga), ha dicho hoy que, aunque están rotos por la situación, él y su mujer tienen ... la «esperanza» de que cuentan con «un ángel» que va a ayudar a que su hijo «salga vivo».
En declaraciones a los periodistas, José Roselló ha asegurado que tanto él como su esposa, Victoria, -que perdieron a su otro hijo, Óliver, en 2017 cuando Julen era un bebé- se encuentran «muertos» debido a la espera de noticias después de tres días de búsqueda que parecen «meses», aunque les da fuerza saber que van a encontrarlo «con vida».
«Que esto no decaiga hasta que podamos sacar a mi hijo con vida de ahí, por favor», ha suplicado Roselló, quien ha agradecido a la prensa el seguimiento, así como el apoyo de empresas nacionales e internacionales en las tareas de rescate de Julen, que en las últimas horas han aportado maquinaria que, «por desgracia, no teníamos desde un primer momento».
Tras el hallazgo de restos biológicos que concuerdan con el ADN de la familia y del menor en el material extraído del pozo, el padre de Julen ha indicado que esta noticia «para algunos será una sorpresa, para mí no».
El progenitor ha comparecido ante los medios de comunicación en Totalán arropado por Juan José Cortés, padre de Mariluz -la niña asesinada en 2008 en Huelva-, quien le ha dado «fuerzas» para expresar su agradecimiento al dispositivo.
«Hay mucha gente que puede decir: soy padre, yo te entiendo, pero no me entiende, se lo puede imaginar», en cambio el padre de Mariluz «me puede mirar a los ojos y decir que sabe lo que estamos pasando», ha dicho Roselló.
Preguntado sobre si tenía fuerza para describir lo sucedido el día del accidente, ha dicho que ha contado «todo a quien se lo tenía que contar».
Dudas sobre el pozo
Mientras continúan las labores de rescate, se trata de responder a la pregunta de cómo un niño de dos años pudo caer en aquel agujero tan estrecho. «Dejé el pozo tapado con una piedra». Lo afirma Antonio Sánchez, responsable de Triben Perforaciones, la empresa que realizó la excavación del conducto subterráneo. Sánchez explicó que hace un mes realizó hace una perforación de sondeo para buscar agua, sin que obtuviera ningún resultado positivo. Tras ello, explicó, acabó el operativo y dejó el pozo tapado con una piedra y con unos cinco mil kilos de tierra -pizarra molida- alrededor del orificio. Al parecer, a la Junta de Andalucía «no le consta» que ese sondeo de más de cien metros de profundidad cuente con los permisos oficiales pertinentes.
Expertos consultados por EL COMERCIO señalan la «inconsciencia» a la hora de dar por cerrado un túnel de estas características con la simple colocación de una piedra. «Es ridículo. Para cerrar un sondeo de este tipo se debe instalar primero una tubería que luego se rellena con cemento», explica José Antonio Sáenz de Santamaría, decano del Colegio de Geólogos de Asturias. «Si el pozo era para buscar agua, debía tener el permiso de la dirección general de Minas, la confederación hidrográfica del lugar e incluso licencias medioambientales. Por lo que tengo entendido no existe ninguna de estas autorizaciones», señala el experto geólogo.
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