Abatido, el general Francisco Espinosa acaba de terminar su declaración y la juez daba paso a la temida vistilla, donde la fiscalía no albergaba dudas para pedir prisión sin fianza y comunicada. Los 40 minutos previos de explicaciones del militar no habían logrado convencer ni a juez ni a fiscal. Ni por qué recibía dádivas y dinero de empresarios, ni mucho menos por qué guardaba tanto dinero en su casa. Sólo en el registro de su domicilio en Madrid, donde el militar fue detenido, los investigadores encontraron 61.000 euros en metálico. Los escondía en cajas de zapatos, en un neceser y dentro de un armario. También una contabilidad donde figuraban ingresos. Partidas de miles de euros en cash, en metálico. Y aunque sea normal que un militar porte armas, tampoco les cuadraba a los investigadores que el general guardara en un segundo domicilio en Sevilla un subfusil, escondido detrás de los libros de una estantería.-Redacción-
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