Concha Robles fue asesinada sobre las tablas del teatro

Concha Robles, la actriz asesinada frente a su público en plena actuación

Se cumple un siglo del trágico suceso que acabó con la vida de la artista de 35 años

el comercio

Gijón

Domingo, 30 de enero 2022, 11:58

Cuando el cuerpo sin vida de Concha Robles cayó sobre el escenario, el público aplaudió a rabiar. Vitoreaba, impactado por el realismo de la escena. Su asesino, antaño marido, la mató de dos tiros en el Teatro Cervantes de su ciudad natal, Almería.

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Ahora se cumple un siglo de la tragedia, ocurrida en enero de 1922. Actriz, cantante y poetisa, Concepción Robles provenía de una familia vinculada con el teatro, en el que triunfó desde joven. Se enamoró cumplida la treintena de un hombre viudo, 14 años mayor que ella y padre de dos hijas y ambos se dieron el 'Sí, quiero' tras un noviazgo fugaz.

Carlos Berdugo, comandante de Caballería, resultó ser posesivo y violento. La apartó de su profesión. Le pegaba y vejaba. Todo ello hasta que un juez le concedió la anulación matrimonial, liberándola del yugo y permitiéndole volver a su vida, sus canciones y sus representaciones.

Su carrera le llevó, con 35 años, de nuevo a su Almería natal para estrenar en el recién inaugurado Teatro Cervantes una obra, no exenta de polémica. El argumento de 'Santa Isabel de Ceres', de Alfonso Vidal Planas, era la prostitución, un tema controvertido en la puritana sociedad de los años veinte.

Sus paisanos agotaron las entradas. Con el coliseo repleto, comenzó la función, en la que Berdugo se convertiría en improvisado protagonista. En secreto, se había escondido entre bastidores. Esperó a la mitad del primer acto para irrumpir en escena. Primero, pegó un tiro a un aprendiz de 16 años que moriría en el hospital horas después, Manuel Aguilar. A Concha Robles le disparó en el pecho y en el corazón.

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Ella se desplomó y agonizó entre gritos de «¡Bravo!, ¡bravo!». Para cuando el público descubrió la realidad de la escena y trató de reanirmala sobre el sofá de atrezzo, ya era demasiado tarde. El militar intentó suicidarse. Se disparó en la sien pero, en lugar de perder la vida, se quedó sin un ojo. Un consejo de guerra le condenó a cadena perpetua por parricidio y a catorce años por la muerte del joven. Su pena la cumplió en la isla Chafarinas.

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