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óscar B. de otálora
Sábado, 2 de septiembre 2017, 10:26
El círculo de jóvenes obsesionados por el suicidio desmantelado gracias a la Ertzaintza contaba con 1.500 seguidores en la red social Instagram,según han revelado los medios argentinos que desde agosto siguen el caso. El dirigente de este grupo, identificado como H., residía en una vivienda de San José, una población de la provincia argentina de Entre Ríos. Se trataba de un joven de 17 años y que en el pasado había sido objeto de violencia. En el momento de su localización -no fue detenido al ser menor- se encontraba con su madre y con un hermano de 12 años. Fue una joven guipuzcoana, componente de ese grupo de Instagram, quien avisó a sus padres quienes a su vez se pusieron en contacto con la Policía vasca y se consiguió detener el intento de suicidio.
Al presunto líder del grupo le fueron incautados varias tarjetas de memoria, ordenadores y tabletas. En el domicilio se localizaron también látigos y vendas con restos de sangre. En un principio, las principales evidencias que se encontraron en los diversos medios informáticos eran las frases que la joven vasca. En sus capturas de pantalla se podía leer: «Me corto mañana», «¿Cuándo lo hacemos?» o referencias a sustancias químicas que podían utilizar para quitarse la vida y cómo acceder a ellas.
Al parecer, varios de los miembros del grupo se fotografiaban causándose heridas en el cuerpo y después se las enviaban a sus compañeros de grupo en Instagram. Según los expertos, en muchos de los círculos de este tipo el compartir imágenes de autolesiones se convierte en una forma de identificación y es lo que además otorga un grado de pertenencia y confianza ante los otros miembros del colectivo Por ejemplo, en 'la ballena azul', el letal juego viral que ha conducido a varios jóvenes al suicidio uno de los signos características es las heridas que se causan los propios participantes. No obstante, las fuerzas de seguridad argentinas han destacado que la red desmanteladas gracias a la Policía vasca no guarda relación con 'la ballena azul'.
La investigación de la Ertzaintza se inició después de que una joven guipuzcoana confesara a sus padres que estaba en contacto con el grupo en el que se estaba tramando el suicido colectivo. En un principio, las muertes habían sido programados para finales de año pero los agentes vascos detectaron que se habían acelerado las fechas para cometer las muertes pactadas ya que el joven argentino que ejercía de mentor quería que coincidiera con el aniversario del fallecimiento de un allegado. La Policía autónoma se puso en contacto con la Fiscalía y con las fuerzas de seguridad argentinas para detener los planes de los menores.
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