L.r.
Sábado, 12 de noviembre 2022, 20:38
Un enorme jabalí, con un peso de 155 kilos, fue abatido durante una jornada cinegética organizada por la Sociedad de Cazadores San Quilez a finales del mes de octubre, en las inmediaciones de los Montes Obarenes. Pero aún más llamativo que el peso del animal ( ... lo habitual es que estén entre 60 y 90 kilos) es que fue abatido a cuchillo, en un cuerpo a cuerpo entre el animal y el dueño de los perros con los que se había ensañado.
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José Gabriel Torrecilla Delgado, presidente de la sociedad de cazadores, explicaba que fue una batida que no olvidarán nunca, y ensalzó el valor del rehalero, que se enfrentó cuerpo a cuerpo con él. «Guillermo fue a por él por cómo estaba atacando a los perros. Si no llega a ser por su actuación, habrían muerto más. Era el jabalí más grande que yo desde luego había visto en mi vida», aseguró. De hecho, se considera uno de los ejemplares más grandes encontrados durante este año en todo el país.
«Fue el día 29 de octubre, cuando decidimos realizar un batida, motivados por la cantidad de daños que han provocado los jabalíes últimamente en la agricultura de la zona», relataba Torrecilla Delgado.
Los perros ojeadores se introdujeron en el monte y pasada media hora alertaron de la presencia del animal, y fue su desesperada reacción la que alertó a Guillermo García, el perrero, que acudió a su llamada. «Cuando llegué me encontré –recuerda el rehalero– con que el enorme animal tenía a dos de los perros enganchados, y varios de ellos ya se encontraban en el suelo heridos, así que salté a por él, con el cuchillo que llevaba».
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Y es que el rehalero reconoce que, más que miedo, sintió respeto. Pero la alarmante situación de los perros le impulsó a detenerlo. «Vi que era muy grande, pero no era consciente en el momento de hasta qué punto», reconocía el joven, con un peso tres veces menor que el del animal.
«Los colmillos eran enormes, así causó aquellos destrozos a nuestros perros, que inmediatamente fueron llevados a la clínica veterinaria a Logroño, y lamentablemente una perra murió», relataba.
«Los perros son muy valientes, no se echaron para atrás en ningún momento», valoraba García, quien afortunadamente no sufrió daños. Respecto a lo que sintió ante un animal de este tamaño, Guillermo García reconocía que se encontró en un «carrusel de sentimientos y adrenalina».
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