La cárcel se opuso al tercer grado concedido al asesino del niño de 9 años en Lardero

El reo había disfrutado en esa comunidad de 39 permisos sin incidentes e Instituciones Penitenciarias le concedió el régimen abierto

R. C. / P. GARCÍA

LOGROÑO.

Domingo, 31 de octubre 2021, 01:08

Francisco Javier Almeida, el presunto asesino del niño de nueve años en Lardero, accedió al tercer grado penitenciario en contra de la opinión mayoritaria de la junta de tratamiento de la cárcel del Dueso (Santoña, Cantabria), en la que estaba cumpliendo condena por agredir sexualmente y matar a una agente inmobiliaria. En los centros penitenciarios, la junta de tratamiento, que se ocupa de determinar si un reo puede o no acceder al régimen abierto, no solo incluye a los cargos directivos de la prisión, sino también a los técnicos que se ocupan de la salud mental de los reclusos.

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La mayoría de la junta de tratamiento del Dueso se opuso a la progresión al tercer grado de Francisco Javier Almeida y decidió mantenerlo en segundo grado, que es el estado ordinario de los reclusos en las cárceles españolas. No obstante, hubo voces discrepantes dentro de la propia junta que consideraban que el interno, que había cumplido ya de largo las tres cuartas partes de su condena sin incidentes, debía acceder ya al régimen abierto.

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Almeida recurrió la decisión a Instituciones Penitenciarias, que en febrero del año 2020 resolvió que Almeida podía finalmente disfrutar del trecer grado. Según fuentes penitenciarias, el organismo estatal tomó esta determinación en función del tiempo de condena transcurrido, del buen comportamiento del recluso en prisión, en donde recibió tratamiento, y de los argumentos esgrimidos por las voces discrepantes de la junta. También pesó en esta decisión el hecho de que Almeida viniera disfrutando desde el año 2013 de permisos penitenciarios sin ningún incidente. En total, el juez de vigilancia penitenciaria de Cantabria le concedió 39 permisos entre los años 2013 y 2020.

La libertad condicional supone un paso más (es como si se tratase de un cuarto grado), puesto que el preso, aunque no ha cumplido aún toda su condena, puede hacer una vida prácticamente normal en la calle. La libertad condicional le fue concedida el 8 de abril de 2020 por el juez de vigilancia penitenciaria de La Rioja. Según indican fuentes judiciales, Almeida cumplía todos los requisitos legales para disfrutar de la libertad condicional: ya tenía el tercer grado, había cumplido de sobra las tres cuartas partes de condena, había observado buena conducta en la cárcel y estaba pagando la indenmización por responsabilidad civil. El fiscal no se opuso a la decisión del juez y, por lo tanto, la Audencia Provincial no tuvo que intervenir.

Francisco Javier Almeida, que había ingresado en prisión el 24 de agosto de 1998, quedó entonces en libertad condicional. En cualquier caso, hubiera quedado en la calle el 17 de agosto de 2023, fecha en que se extinguía la condena impuesta por el asesinato de Carmen López, la empleada de la inmobiliaria a la que apuñaló con saña y agredió sexualmente.

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Extraño incidente

Tres días antes del asesinato de Álex y en la misma calle, un individuo trató de convencer a una niña de once años para que subiese a su piso. El lunes, 25 de octubre, a la altura del número ocho de la calle Río Linares, un individuo se acercó a una niña de once años. Le dijo que su cara le sonaba y que quizá fuese amiga de su hija Sara. La niña le preguntó entonces a qué curso iba la tal Sara para saber si podía o no conocerla. El hombre le respondió que a quinto de primaria. La niña le replicó que ella este año hacía sexto, así que seguramente no la conocería. Pero el individuo no cejó en su empeño. La invitó a subir con él a su casa para que pudiese jugar con su hija Sara. La interpelada rechazó la invitación y le insistió en que no iba a subir. El hombre se marchó entonces en dirección a la calle Río Linares.

Más tarde, la menor contó a sus padres lo que le había pasado. Escamados, decidieron poner una denuncia en el cuartel de la Guardia Civil de Villamediana. Las diligencias, a las que ha tenido acceso este periódico, se firmaron a las 16.07 horas de ese mismo día. En ellas se recoge textualmente que el hombre «tenía una estatura media, de complexión normal, con el pelo gris, de unos 47 o 50 años y que era de España». No hubo testigos de la conversación.

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Este extraño incidente tuvo lugar en el número 8 de la calle Río Linares, enfrente de un descampado y a escasos veinte metros del número 5, el lugar en el que tres días después Francisco Javier Almeida presuntamente asesinó al niño de nueve años.

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