'El Chicle' sometió a Diana Quer a una situación de «horror y terror extremos» antes de asesinarla

Según el relato del ministerio público, sobre las 2.30 horas del 22 de agosto, Diana regresaba a pie a su casa de veraneo «absorta» en una conversación de WhatsApp. El acusado la siguió «con su coche, lentamente y sin perderla de vista, acechándola hasta un lugar apropiado para después abordarla y aprehenderla con la finalidad de agredirla sexualmente, consciente de que nadie podría auxiliarla». En un momento dado, 'El Chicle' «se abalanzó violentamente» sobre ella «arrebatándole, además, su móvil para que no pudiera pedir ayuda.

El acusado, continúa el fiscal, «la arrastró hasta su vehículo y la introdujo en el maletero del mismo, espacioso y de gran capacidad, en donde la maniató de pies y manos con bridas y amordazó con cinta adhesiva, anulando cualquier posibilidad de escapatoria». De nuevo al volante de su coche, el procesado abandonó el pueblo y al pasar por el puente de Taragoña tiró el movil de Diana con la intención de que «no pudiese ser localizada».

Abuín, continúa el relato de la Fiscalía, condujo hasta una nave industrial abandonada y situada en Rianxo que conocía por estar cerca de la casa de sus padres, donde sabía que no había vigilancia y que «contaba con camas y colchones en desuso, pero que eran adecuados para sus fines libidinosos, por lo que era el lugar perfecto para consumar su acción de violarla». Llegó allí sobre las tres de la madrugada. Estacionó su coche dentro de la nave y «arrastró» a Diana hasta el almacén del sótano, «un lugar carente de luz eléctrica y también de luz natural a esas horas de la noche, además de sórdido, sombrío, tenebroso y sucio», donde, «teniendo a la joven a su merced, atada, sometida y aterrorizada, la desnudó» y la violó, «mientras ésta se resistía, llegando el acusado a colocarle una brida plástica alrededor del cuello» que apretó «fuertemente con la intención de atentar contra su vida y para ocultar los hechos anteriormente descritos, llegando a matarla por estrangulamiento con fractura peri-mortal del asta mayor del hueso hioides».

Una vez consumada su acción sexual y homicida, explica el fiscal, el acusado arrojó el cuerpo de la joven y sus efectos personales a un pozo que sabía que existía en el sótano de la nave y, para asegurarse de que no era descubierto, lo lastró veinte días después con dos grandes bloques de adobe hasta hundirlo y tapó el pozo con una arqueta de hormigón para que el cadáver nunca fuera descubierto.

Ante estos hechos, la Fiscalía pide para Abuín prisión permanente revisable por el asesinato con «alevosía» y «ensañamiento» y le reclama una indemnización para sus padres de 254.000 euros y de 36.000 para su hermana menor de la joven madrileña, que tenía 18 años cuando fue asesinada. En el escrito, el ministerio público solicita también una pena de veinte años de prisión e inhabilitación absoluta durante el tiempo de la condena por el delito de detención ilegal, así como doce años de prisión e inhabilitación absoluta durante el tiempo de la condena por el delito de agresión sexual. Igualmente, estima que procede imponer la medida de libertad vigilada por tiempo de entre cinco y diez años.