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Nogueira, el asesino confeso, en primer plano en una foto de las redes sociales. Detrás, Henriques.
«Ha ocurrido una locura que jamás podré contar a nadie»

«Ha ocurrido una locura que jamás podré contar a nadie»

El cómplice del asesino de Pioz se desahogó en las redes después de reclamar a Nogueira selfis para que demostrara su crimen

Melchor Sáiz-Pardo

Domingo, 30 de octubre 2016, 16:10

Crece el espanto y se disparan las hipótesis. ¿Pudo Patrick Nogueira, el asesino múltiple de Pioz, matar a sus primos y a los hijos de ambos y luego descuartizarlos por simple exhibicionismo? Los expertos de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, todavía sorprendidos por las revelaciones sobre el caso que han llegado desde Brasil, ya no saben qué decir. Los investigadores, que desde el principio han reconocido sin ambages desconocer el móvil del cuádruple homicidio de Guadalajara, solo se atreven a afirmar que la hipótesis de un crimen casi cercano a los viejos juegos de rol desde luego no es «descartable».

La aparición en escena de Marvin Henriques Correia, el cómplice y amigo desde hace años de Patrick Nogueira, el autor material del asesinato de los cuatro miembros de la familia, ha roto todos los esquemas del instituto armado. El mando de la Guardia Civil que ha dirigido la investigación, Juan Jesús Reina, jefe del Grupo de Delitos contra las Personas, habló esta semana de un joven « narcisista, bebedor y fumador y solitario», pero el adjetivo de «solitario» admiten ya en la UCO fue del todo equivocado.

Nogueira reconocen ahora los agentes del instituto armado tenía un cómplice, y quizás un «admirador». Henriques no fue tanto un colaborador en el «macabro juego de su amigo», como sostienen las autoridades brasileñas, sino más bien un «espectador» que participó «activamente» del «espectáculo» hasta que se dio cuenta de la gravedad del asunto, según la Guardia Civil.

De acuerdo con los datos adelantados por la Policía Civil brasileña a sus colegas en España, el chat entre Nogueira y Henriques se reactivó el 17 de agosto sobre las 18:00 horas (hora peninsular española, cinco horas menos en el estado de Paraíba, donde residían ambos). Para entonces estiman los investigadores Nogueira ya había matado al padre de familia, Marcos Nogueira, a su mujer, Janaína Américo, y a sus dos hijos de cuatro y un año, por lo que Henriques no pudo «orientarle» sobre cómo llevar la matanza, como sostiene la policía brasileña.

La conversación de Whatsapp, iniciada por Nogueira, desde el principio incluyó fotografías de los cuerpos. El joven brasileño, desde el chalet de sus primos en Pioz, comunicó a su amigo (que en ese momento estaba en la ciudad de João Pessoa, capital de Paraíba) que había perpetrado la masacre y que no sabía cómo deshacerse de los cuerpos. Marvin Henriques «no se lo creyó» en un principio y reclamó pruebas. Fue entonces cuando el homicida, para probar su hazaña ante su amigo, le envió a través de Whatsapp selfies con los cuerpos y algún video.

La respuesta de Henriques y su grado de «colaboración» con Nogueira para ocuparse del escenario posterior al crimen se desconoce. Lo que sí ya está en poder de la Guardia Civil es el tuit que el supuesto cómplice lanzó a las redes a las 23:12 horas de la noche del 17 de agosto, hora brasileña, las 4:12, hora peninsular española del 18 de agosto. «Hoje aconteceu uma doidera que nunca poderei contar a ninguém» («Hoy ha ocurrido una locura que jamás podré contar a nadie»), escribió el amigo del homicida en la redes sociales. Poco después, apuntó que iba a «reflexionar» sobre lo sucedido y se negó a dar pistas a sus seguidores de lo que había ocurrido. «Es bueno guardar secretos», apostilló de forma lacónica.

«Extraña relación»

Los agentes españoles centran ahora sus investigaciones en la «extraña relación» que mantenían desde hace años Nogueira y Henriques. Nogueira era un tipo popular en su entorno. Henriques, aunque de buena familia, vivía arrinconado por sus compañeros.

El único punto de conexión conocido entre ambos era su pasión por el estudio de los psicópatas y su admiración por la obra La parte oculta de nosotros mismos, en la que la psiquiatra Elisabeth Roudinesco analiza los perfiles de personajes especialmente sádicos de la historia.

Marvin Henriques, según fuentes de la Guardia Civil, ya ha confesado que su amigo estaba obsesionado con los crímenes y que, incluso, se declaraba seguidor de algunos de los asesinos más conocidos de la historia. Nogueira, por su parte, en sus declaraciones ante los agentes y al juez en España no ha dicho una sola palabra sobre la existencia de Henriques ni sobre su pasión compartida por los asesinos y sus obras.

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