La versión sobre la compra del revólver a un hostelero gijonés hace aguas

No coinciden las fechas y la versión de cómo se consiguió el arma homicida hace aguas. El primer día del juicio Montserrat aseguró que había comprado el revólver a Armandín, un hostelero de La Calzada de dudosa reputación que le había recomendado una mujer que conoció en un mercadillo. No aportó fechas, aunque en la sesión de ayer, su abogado, en las preguntas que le hizo a su otra defendida, Triana, dio a conocer la fecha: «¿Acompañó a su madre en las navidades del 2012 a comprar el arma cuando ambas estaban en Gijón?». «No», contestó categórica ella. Pero ¿cómo es posible que le comprase el revólver en esa fecha si el cuerpo sin vida de Armando apareció el 10 de enero de 2013 y los forenses determinaron que llevaba más de un mes muerto en el interior de su bar? De hecho, una de las vecinas del establecimiento hostelero llamó a la hermana del fallecido antes de esas Navidades para decirle que tenía que ir a abrir con su llave el bar porque Armando no aparecía y del local salían muy malos olores. Su hermana, con la que apenas tenía relación, decidió esperar a que pasasen esas señaladas fechas. El 10 de enero encontraron el cadáver en avanzado estado de descomposición, por lo que dudosamente le podía haber facilitado el arma en las fechas que baraja la defensa.

Las acusaciones particulares ya esgrimían la posibilidad de que la compra no se haya realizado dónde ella asegura y sea una «treta» más de su estudiado entramado, ya que la muerte del hostelero salió publicada en EL COMERCIO. Uno de los abogados formuló ayer la pregunta -que Montserrat no quiso contestar- de si el revolver lo podrían haber conseguido en León a cambio de droga. Hay que recordar que madre e hija han sido condenadas recientemente a un año y medio de prisión cada una por traficar. Tenían una plantación de marihuana. Además de mucho tiempo libre para planear hasta el milímetro los pormenores de un crimen.