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Sábado, 25 de abril 2015, 13:33
Kerrie Armitage tiene un día a día bastante complicado. Y es que esta mujer de Leeds (Reino Unido) sufre urticaria acuagénica, lo que significa que es alérgica al contacto de agua normal, pero también al sudor, saliva, lágrimas y otros compuestos. Eso hace que, por ejemplo, no pueda besar a su marido cuando ella quiera, ya que las ronchas pueden aparecer en cualquier instante.
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Kerrie se dio cuenta que sufría esta alergia, calificada de ultra-rara, en 2013 después de que le apareciera una erupción en uno de sus brazos.
"Si los labios de mi pareja están húmedos, su saliva me provoca una reacción", se lamentó Kerrie. "El tiene que asegurarse de tenerlos secos en el caso de que quiera darme un beso. Mi cuerpo no reacciona siempre, pero llega un momento en el que la alergia aparece. Depende de las circunstancias", remarcó.
Para Kerrie, cada día se convierte en todo un reto para evitar que le aparezcan las erupciones, que le acarrean picazón y ardor. "Me afecta en todos los aspectos de mi vida día a día", se lamentó. "Tengo que elegir entre hacer el desayuno o bañar a mis hijos. No puedo soportar el dolor en las manos si hago ambas cosas".
Esta mujer británica también tiene problemas a la hora de abrazar a sus hijos, y es que el sudor que puede aparecer por el calor corporal puede provocarle la aparición de las temidas manchas. Incluso se ha "entrenado" para no llorar, y es que las lágrimas también le provocan erupciones.
Esta enfermedad no tiene cura y sólo los fármacos minimizan la sintomatología. Kerrie siempre tiene a mano los antihistamínicos.
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