Olatz Mendiola tuvo la oportunidad de asistir al alumbramiento de su hija, Kala, que nació del vientre de Celeste en Dallas. E. C.

La subrogación en Estados Unidos, un negocio en auge

'Caso Obregón' ·

La pandemia y los matrimonios homosexuales han provocado un boom en clínicas americanas de vientres de alquiler. California fue pionero, Nueva York tiene la regulación más avanzada y Florida se lleva el mercado latinoamericano

Sábado, 1 de abril 2023

Mucho antes de que Ana Obregón saliera del hospital con su hija en brazos, ya era madre. Sus abogados se lo notificaron al juez a las 20 semanas de que se confirmara la gestación en un vientre de alquiler, cuando solicitaron una orden de «pre- ... nacimiento». Esa es la característica legal más importante que diferencia a Estados Unidos de otros países en el proceso de subrogación, aunque no está disponible en todos los estados de la Unión.

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Con esa orden en la mano, la actriz española entró en el Memorial Regional Hospital de Hollywood (Florida), 35 kilómetros al norte de Miami, como madre expectante. Incluso pagó por una habitación cerca de la parturienta y se le entregó directamente el bebé después del parto, al que se le habría permitido asistir, para que se lo llevase a su habitación, según hacen quienes lo pueden pagar. De haber ocurrido alguna complicación, hubiera sido ella quien tomase las decisiones médicas sobre la salud del bebé, del que legalmente era madre desde el principio, ya que la mujer subrogada no tenía ninguna conexión biológica con él. Había sido un mero vientre de alquiler.

Es inusual que saliera en silla de ruedas, porque normalmente eso se reserva para la parturienta, pero la enfermera no tenía por qué saber que Obregón no había sufrido ningún embarazo. Sus abogados entregaron al hospital la orden de pre-nacimiento para asegurarse de que ella y solo ella sería la madre de ese bebé. «Ya nunca volveré a estar sola», contó la actriz en Instagram.

Los sueños, sueños son. Obregón tuvo el suyo y encontró en Estados Unidos un negocio floreciente que el año pasado se evaluó a nivel mundial en 14.000 millones de dólares, según global Market Insights, y se espera que aumente un 6,4% en los próximos cinco años, gracias a la soledad de la pandemia y la proliferación de matrimonios gay. Precisamente porque es ilegal en muchos países como España, el comercio internacional de los úteros prestados, que antes de la guerra tenía un nicho en Ucrania, se ha derivado a esos países de vanguardia que ofrecen suficientes garantías legales para dar a los futuros padres paz mental.

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Antes de que existiera la orden de pre-nacimiento, Eric Wrubel, abogado especializado en fertilidad del gabinete Warshaw Burstein de Nueva York, asistió a una pareja británica que no pudo sacar al bebé del país durante años porque hubiera sido considerado tráfico de menores. «Se quedaron temporalmente a vivir en Nueva York», cuenta. Incluso cuando pudieron volver a su país, fue la madre gestante la que mantuvo la tutela dentro del Reino Unido.

Regulación en EE UU

Ana Obregón fue reconocida como madre de la niña a las 20 semanas de embarazo

El 'caso Obregón'

Desde la peste porcina está prohibida la importación de tejidos europeos; el embrión era americano

El negocio

Universitarias de Harvard o Yale cobran 15.000 dólares por dejarse extraer cinco óvulos

Aquello ocurrió porque la madre subrogada vivía en Kentucky, un estado que Rubén ha tachado de la lista, al no tener las garantías de otros estados más progresistas. El abogado no piensa coger ningún cliente que venga de ahí, porque en el mosaico federal de Estados Unidos, cada estado de la Unión tiene sus propias leyes. De hecho en tres el proceso de subrogación es ilegal: Michigan, Nebraska y Louisiana.

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El primero en romper moldes fue California. Por eso la clínica de San Diego Fertility tiene un gran porcentaje de clientes internacionales, procedentes sobre todo de países asiáticos. Nueva York es el favorito de los países europeos, aunque lo aprobó hace solo dos años, en plena pandemia. Según Wrubel, su legislación «es el estándar de oro al que deberían acercarse todos», porque garantiza más derechos tanto a la madre subrogada como a la legal. Florida se lleva el mercado latinoamericano.

Nombres sugerentes

El juego de la ilusión materna requiere tacto. Las agencias alrededor de Miami que pudo contratar la actriz española tienen nombres como 'Corazón Subrogado', 'Brazos Abiertos', 'Amor Creativo' o 'El Cielo de la Fertilidad'. En esta última, Myriam Torres asegura que todo es amor. «No somos un negocio frío, esto es un proceso muy lindo», promete la mujer de origen puertorriqueño, que abrió la agencia con su marido en 2012. El equipo de siete personas que tiene se encarga de buscar una madre subrogada -«en gran demanda», asegura- que prácticamente pueda convertirse en su mejor amiga y cerrar el proceso hasta la concepción en solo tres meses. «Tratamos de que tengan cosas en común, las mismas expectativas, las mismas prioridades… incluso las conectamos en un grupo de WhatsApp para que se manden fotos de la barriguita, del ultrasonido, luego del bebé. A algunas mujeres les gusta ver cómo crece. No quiere decir que vaya a ser la tía, ni nada parecido, pero esto es algo tan íntimo y tan importante en sus vidas... Ya me entiendes».

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A sus 68 años es impensable que la actriz tuviera óvulos congelados para poder implantar a la mujer subrogada, y aunque los hubiera tenido, desde la fiebre porcina las leyes estadounidenses no permiten la importación de tejidos europeos. Su procreación tuvo que ocurrir con un embrión donado, que pudo ser generado específicamente para ella, de acuerdo a las características que solicitase. Alta, rubia, morena, venezolana, caucásica… Hoy los donantes de semen y óvulos son a la carta. Las jóvenes que estudian en cotizadas Universidades de la IVY League, como Harvard o Yale, cobran 15.000 dólares por dejarse extraer cinco óvulos bajo sedación, tras un proceso de estimulación hormonal que suele durar tres meses. No pueden donar de una vez más de cinco óvulos, porque eso incrementaría las posibilidades de que estos embriones de bebés, potencialmente brillantes, puedan encontrarse por el mundo y complicar el laberinto genético entre ellos con impensables consecuencias. Las armas las carga el diablo.

Una «comadre»

¿Importó su edad? No, hasta cierto punto. Cada clínica y cada estado tiene sus reglas. En Florida, la regla general es que entre los dos progenitores no pasen de 110 años. Si Obregón decidió ser madre soltera, lo más probable es que haya tenido que aportar como «comadre» a alguna amiga o familiar que se comprometa a ayudarle con la crianza y hacerse cargo de la niña en caso de que fallezca, porque para muchas clínicas el límite de la soledad está en los 54.

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«Bueno, es como tener padrinos, ¿sabes? Si te pasa algo, ellos se hacen cargo», explica Torres. Nadie le pedirá cuentas. La niña es suya. Lo dice el certificado de nacimiento. No ha tenido que hacer ningún «traspaso» ni proceso adoptivo. Solo tendrá que sacarle un pasaporte y pedir para ella la doble nacionalidad, porque ya es estadounidense desde su nacimiento. De eso se encargan los abogados de inmigración, uno en Estados Unidos y otro en España, que las agencias recomiendan contratar a los progenitores extranjeros, además de los abogados de Fertilidad que la han acompañado en el proceso para elegir el estado, la agencia y la madre gestante. A partir de ahí, volar. «HE VUELTO A VIVIR», remató en su perfil.

«Celeste era una mujer casada; sólo quería ayudarme»

Celeste, una madre de tres hijos felizmente casada y sin necesidades económicas, ayudó a Olatz Mendiola a cumplir el sueño que se le esfumó cuando a los 33 años tuvo que someterse a una extracción de útero, el órgano donde tiene lugar el crecimiento y maduración del feto. Ella fue la encargada de llevar en su vientre a la hija de esta donostiarra, Kala, que ya ha cumplido cuatro años.

«Celeste y yo nos elegimos mutuamente», defiende Mendiola, informática de profesión, que vivió un proceso «largo y complejo». «También ella debía aceptarme. Las dos teníamos la misma manera de ver las cosas. Ella sabía mejor que yo cómo cuidar un embarazo y le di total libertad», recuerda.

Olatz llegó a Texas en el octavo mes de embarazo de Celeste y la acompañó en el parto. Cuando Kala nació ambas vivieron unas semanas con los padres de la gestante. «El papeleo era tortuoso y me ayudaron tanto... Entre nosotros sigue habiendo una relación impresionante», indica esta mujer, que aboga por la regularización de la gestación por sustitución. «Todo lo que no se regula destá abierto a abusos», advierte.

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