El SOMA propone almacenar la vacuna en los pozos mineros de Hunosa, a 70 grados bajo cero

Solo el Pozo Santiago -comunicado con el de San Antonio- dispone de unos cien kilómetros de galerías que, en opinión de los representantes mineros, es muy posible que sirvan a la perfección para este fin. Muchos más pozos, hoy sin uso, podrían hacerlo. Lo explica el responsable del SOMA, José Luis Alperi: «Cuando estos funcionaban y se interrumpía la extracción de carbón durante varios días, en muchas ocasiones era necesario introducir nitrógeno para enfriar las capas y evitar su posible autocombustión. Se hacía a través de los conductos que formaban la red de aire comprimido». Una infraestructura con la que los pozos ya cuentan y de la que Asturias sabe mucho, ya que antes de la llegada de la electricidad a la mina -en los años 80 y 90-, casi todo, desde los martillos neumáticos de los picadores a las puertas de ventilación, pasando por el cambio de agujas de las vías y el funcionamiento de algunas bombas de achique, necesitaban de aire comprimido.

La asociación de ideas fue clara. Qué mejor que aprovechar no solo la infraestructura ya construida -que solo necesitaría de una adaptación-, sino también el 'know how' del sector y las muchas otras ventajas que ofrecen los pozos para darles una segunda vida que insufle aire de esperanza a las cuencas. No hay que olvidar, y no lo hace Alperi, «que muy pronto Asturias necesitará mucho espacio, que hay en las minas, y mucha seguridad, que también, ya que se trata de un pozo con una entrada y salida». Además, la implementación de medidas de protección frente a explosiones en la mina, lo que se denomina 'protección ATEX', permite la construcción sencilla de salas que posibilitarían una rápida y sencilla ejecución de ubicaciones muy similares a las 'freezer farms' y garantizarían una alta seguridad.

En el SOMA son plenamente conscientes de que la idea, recién presentada, necesitará de estudio y evaluación técnicas. Pero lo primero, es dar el paso. Hacer propuestas. Andarse rápido, sin perder de vista los fondos de transición y el dinero europeo, y tener proyectos que poner sobre la mesa cuando surja la ocasión.

En opinión de Alperi, es una clara «oportunidad para el territorio. Lo que estamos reivindicando continuamente es vencer el excepticismo y poner en marcha un proyecto que sirva a las necesidades de Asturias -en este caso, a las sanitarias- y genere a la vez empleo y actividad en estas zonas».

Una cosa está clara. La vacuna necesitará de almacenamiento y «si no lo hacemos nosotros, lo harán otros». Eso sí, hay que creérselo. Y razones no faltan: en caso de salir adelante esta idea, el almacén estaría a 40 kilómetros del HUCA, a 100 de la UME en León, a seis minutos de la autopista a Madrid, a media hora de los puertos de Gijón y de Avilés. Cerca del aeropuerto y con la posibilidad de articular un helipuerto en la superficie del pozo. Un pozo con un paisaje, grabado a fuego en la retina de los asturianos, que ahora podría añadir al castillete un buen depósito de nitrógeno.