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Los agresores machistas siguen martirizando, golpeando o matando en España a sus mujeres o novias amparados en el silencio de quienes les rodean. Pese a la aparente mayor concienciación social contra esta lacra, lo cierto es que la absoluta mayoría de maltratadores aún delinque desde ... la impunidad. La falta de denuncia en las situaciones de alto riesgo no mejora e incluso, como este verano, retrocede. El resultado es un julio y agosto, de nuevo, en la franja alta del registro de crímenes de género.
Desde que comenzó la temporada alta estival los asesinos le han quitado la vida a once esposas, parejas o exnovias, pero solo en dos ocasiones la policía, los jueces o los servicios sociales contaban con una comunicación o una denuncia previa de los malos tratos. Con una pista con la que acordar medidas de seguridad para la víctima y sus hijos o activar las ayudas económicas, psicológicas y sociales que aspiran a romper el círculo de dominación, miedo y dependencia que suele atrapar a estas mujeres.
Solo hicieron público su tormento Carmen, la malagueña de 54 años a la que su expareja mató el 20 de julio de un golpe en la cabeza, y Juani, vecina de Pozoblanco (Córdoba), a la que su marido ejecutó de un disparo el martes pasado. Esto significa que solo en el 18% de los últimos asesinatos (no llegan siquiera a uno de cada cinco) había denuncia. Es una proporción aún más pobre que la del conjunto de 2023 y que la media de los años anteriores, que rondan el 25% de víctimas que habían comunicado ya su padecimiento. El silencio no es una cuestión de territorios. Los crímenes de este verano afectan a once provincias de seis autonomías distintas y distantes.
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Alfonso Torices
El problema, insiste tanto el Poder Judicial como la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, es que la sociedad española, y especialmente el entorno de las maltratadas, sus familiares, amigos o vecinos, no terminan de comprender que la violencia machista no es algo privado. Que es un delito que urge denunciar lo antes posible, para poder rescatar a la víctima y evitar que las vejaciones terminen en agresión o muerte. Que acabar con esta lacra, en definitiva, exige la implicación activa de todos. Victoria Rosell, la delegada del Gobierno para esta lucha, tras escuchar el análisis de policías, fiscales y coordinadores de servicios sociales, indicó que en la mayoría de los asesinatos de julio detectaron «silencio cómplice y encubridor» del entorno. La falta de colaboración de los más cercanos es un mal endémico. Mientras poco a poco aumentan las denuncias de víctimas y las alertas de oficio de policías, técnicos y sanitarios, el porcentaje de denuncias con origen en parientes o allegados llevan años varadas entre algo menos del 2% y el 2,5%. Cifras insignificantes.
Este silencio es determinante para que las mujeres españolas padezcan otro verano negro. En los 39 primeros días de temporada alta se acumulan once crímenes machistas, prácticamente tres asesinatos de género a la semana de media. Julio, con ocho homicidios, fue el tercero peor de la última década y agosto no ha comenzado mejor, con una oleada de tres muertes en solo 24 horas. Julio casi triplicó las víctimas de género de 2022 y en los primeros ocho días de agosto hubo tantas asesinadas por sus parejas o exparejas como el año pasado en todo el mes.
Los asesinatos acumulados en los siete primeros meses de este año colocan a 2023 por ahora en la franja alta de los ejercicios con más crímenes de género de la última década. Los 35 homicidios confirmados ya por el Ministerio de Igualdad son el cuarto peor dato a estas fechas desde 2012, solo superados por poco por los 36 de 2014 y 2017 y aún lejos de los 42 a 9 de agosto de 2019, el peor ejercicio en doce años.
Los crímenes de estas cinco semanas y media confirman a julio y agosto como dos de los meses de alto riesgo -fundamentalmente por el aumento del tiempo de convivencia- y certifican otra peculiaridad de esta lacra, que no entiende de clases sociales, pero tampoco de edades.
016 Teléfono gratuito
Número de atención y ayuda a las víctimas de violencia de género y su entorno
De hecho, la última oleada de crímenes avisa de la notable pervivencia de machistas violentos entre las nuevas generaciones. Si se toman los seis crímenes más recientes, los ocurridos entre el 27 de julio y el 8 de agosto, cinco terminaron con la vida de veinteañeras (la mayor tenía 31). La única excepción fue el último asesinato, el de la nonagenaria de Tenerife. Por desgracia, a esas edades la lacra también permanece bien oculta. Solo una de las cinco jóvenes asesinadas había denunciado a su pareja.
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