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«Mucha gente piensa que es violento, que te pones los guantes y empiezas a dar y recibir golpes. Pero el boxeo te enseña respeto, te da mucha seguridad en ti misma porque si te encuentras con una situación de ataque, te sabes defender y para mí lo es todo». Tanto, dice la boxeadora avilesina Sara Montoya, que «encima del ring se me olvidan los problemas». La curiosidad por este deporte le vino cuando iba a recoger a su hermano pequeño, también boxeador.
Y quiso también intentarlo. «Cuando se lo planteé a mi familia, al principio me decía: '¿Pero a dónde vas?' Luego ya vieron que era un deporte como otro y me apoyaron. Nunca me he bajado del ring», indicó esta joven de 32 años, medallista de bronce en los Campeonatos de España de Clubes, entrenadora de niños y jóvenes hasta los 15 años, con una cantera en la que «ya hay casi más niñas que niños». «Siempre les digo –añadió– que al boxeo no se juega, que es un deporte y a través de él les inculco valores, que sean buenos niños».
Como mujer, como gitana y como boxeadora ha enfrentado «una triple lucha». Una historia de superación que ha llegado al cine con el documental de Emilio Ruiz Barrachina, 'Golpe a golpe', que se ha visualizado en Nueva York y ha sido doblemente galardonado en Turquía. «En el mundo del boxeo lo he tenido más difícil por ser mujer que por ser gitana» e hizo mención a comentarios hirientes en las redes sociales como «tenías que estar en la cocina y no boxeando», «se ha apuntado a boxeo para que no la pegue el marido» o «si pierdes, luego te espera la familia fuera». Ella sigue adelante, ilusionada con uno de sus niños, que entrará en la selección española, y con el próximo festival de Palermo, donde el público conocerá su historia.
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