Secciones
Servicios
Destacamos
L. RAMOS
LLANES.
Lunes, 17 de agosto 2020, 00:44
«San Roque ya libró a Llanes de varias pandemias, confiamos en que lo haga de nuevo». No hubo pasacalles al compás del pasodoble, ni procesión, ni festival folclórico, pero la devoción por el peregrino de Montpellier brilló ayer más que nunca en Llanes. ... El sentir sanrocudo se hacía patente en los fieles que no renunciaron a vestirse de aldeanas y porruanos para «mantener viva la magia», en las siemprevivas y la hiedra prendidas de cientos de pechos orgullosos y en los numerosos '¡vivas!' que en la basílica, en las terrazas y en las casas sonaron en honor a San Roque, al perru y a su «bando invencible».
Y efectivamente, aunque muchos no pudieron evitar las lágrimas, los sanrocudos demostraron que ni siquiera el virus que paralizó al mundo es capaz de vencer al amor que sienten por su patrón, a quien durante las cinco misas celebradas ayer pidieron que ejerza su papel de protector frente a las pandemias. «Quién mejor que San Roque para pedirle que esto se acabe pronto», apuntaba Borja del Río, quien ataviado con su traje tradicional ayudaba a acomodar a los fieles en el interior de la basílica. El aforo se completó en todos los oficios y muchos devotos optaron por seguir las ceremonias desde la calle, respetando las medidas de seguridad.
«Es un día muy extraño y con una mezcla de sentimientos: pena por lo que no podemos disfrutar como otros años, pero también alegría por las muestras de devoción de la gente, que al final es la esencia del bando», apuntaba el presidente, Javier Abello. Y recalcaba «el comportamiento excepcional de los sanrocudos, que actuaron en todo momento con responsabilidad y respeto». Recordando el papel protector del santo, el responsable del bando deseó que «se acabe todo ya y podamos sacarle a la calle en acción de gracias».
Precisamente la imagen del peregrino, que vigilaba desde una de las naves laterales de la basílica a todos sus fieles, era la que todos buscaban, para contemplarla con emoción, encenderle una vela o tomarse la tradicional foto. Entre quienes se retrataron con el santo estaban María Jesús Roza y su nieta Sofía Alvar Köeff, ataviada de peregrina. «Tiene diez meses y sus padres la trajeron expresamente de Alemania para presentársela a San Roque y pasar este día extraño en familia», explicó la orgullosa abuela.
También en la familia de la joven Lucía Rodríguez decidieron ponerse sus coloridos trajes para «intentar en la medida de lo posible que todo siga igual, aunque en el fondo esté siendo tan diferente, porque se hace rarísimo no ver a todo el mundo en la basílica y en las calles y saber que muchos no pudieron ni venir».
Una vez más quedó patente, tal y como destacó el párroco, Florentino Hoyos, «que todos nos necesitamos los unos a los otros para seguir adelante».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.