Molina fotografiada hace diez días en el cercado osero de Santo Adriano cuando salió de la hibernación. FOTOS: CAROLINA SANTOS, ALEX PIÑA, NEL ACEBAL, PABLO NOSTI Y FUNDACIÓN OSO DE ASTURIAS.

«O salvamos el verano o tendremos que cerrar»

Esperando visitas. Núcleos zoológicos y centros de recuperación lanzan una llamada de auxilio ante la crisis: tienen grandes dificultades para sobrevivir

JUAN CARLOS ABAD

Domingo, 10 de mayo 2020

Molina ha pasado casi todo el confinamiento dormida. Ventajas de hibernar. Paca, más activa, ha seguido echando de menos a Tola. En el cercado osero de Santo Adriano, los dos ejemplares de la raza autóctona no entienden de coronavirus. El personal de las ... instalaciones, por su parte, ha seguido cuidando de ellas, adaptándose a su nueva normalidad: A la espera de noticias para reabrir y de paseantes por la senda y los valles; que no anticiparán la segunda fase de desescalada por orden del Gobierno.

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«No ha habido cambio de comportamiento en las osas. Molina ha hibernado hasta hace unos días y Paca sí que se ha dejado ver más», indica el presidente de la Fundación Oso Pardo de Asturias, Nicanor Fernández, que advierte una lenta recuperación de la actividad en sus instalaciones.

Las circunstancias de Molina y Tola del cercado osero, sin embargo, difieren de las vicisitudes que enfrentan núcleos zoológicos y centros de recuperación privados en Asturias, que han perdido todos los potenciales turistas de la campaña de Semana Santa así como las visitas escolares programadas este curso.

«Esperamos a que se resuelva algo durante el verano o tendremos que cerrar». Sin tapujos habla Gonzalo Rubio, responsable del núcleo zoológico El Bosque, en Oviedo, que agradece la ayuda desinteresada de particulares y empresas durante lo más duro del confinamiento.

«Lo estamos llevando mejor gracias a particulares y la colaboración de todo el mundo, no así de las autoridades del Principado o del Gobierno, cuando tenemos animales que son de su propiedad», critica. Porque el coronavirus golpeó a los zoológicos en fechas clave para comenzar a recibir visitantes e ingresos. «La primavera y el verano es el mejor momento para los parques, cuando comenzamos a remontar. Imagina 20.000 visitas, 5.000 escolares, todo eso se perdió», explica Rubio.

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A las puertas de Covadonga, en el zoo La Grandera, Ernesto Junco aguarda un cargamento de comida para las rapaces. «Seguimos con todos los gastos de personal, alimentación, luz, agua, impuestos y las cuotas de la seguridad social hay que pagarlas igual», lamenta. Hace unos días lanzó un SOS y ante la petición de ayuda, «la gente responde magníficamente porque algo contribuimos al motor turístico de la región y la gente lo reconoce».

Extrañando las visitas

«El Parque de la Vida nunca fue un zoo y jamás quise que lo fuese», advierte Luis Laria de entrada, destacando que los únicos animales que en ocasiones se exhiben son las serpientes. «El resto, tratamos de que vivan en un entorno lo más natural posible», sostiene. También pesimista, el responsable de la instalación indica que en las tres hectáreas que ocupa, «el trabajo es arduo». «Que esté abierto o cerrado, la actividad es la misma con la salvedad de que cerrado no tenemos ingresos».

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«Este año íbamos a batir el récord con 107 centros educativos que nos visitaban, todo eso se perdió entre marzo y junio. Aguantamos, a ver qué pasa. El parque está abocado al cierre o a mantenerse bajo mínimos, son las dos únicas condiciones que existen y eso que la Dirección General de Recursos Naturales se puso en contacto con nosotros ofreciéndonos ayuda y la rechazamos, de momento», expone Laría.

En Tuernes el Pequeño, Llanera, Luis Miguel Álvarez regenta un núcleo zoológico familiar donde los animales aguardan la presencia de visitantes. «Las alpacas, que son las más curiosas, saben que los domingos cuando viene más gente hay premio y que fue lo primero que se les quitó». «Nosotros lo llevamos bien, nos hemos quedado sin las visitas de los colegios, sin los cumpleaños pero estamos aprovechando para hacer obras, mejorar las instalaciones y estamos a la espera de que Sanidad diga qué se puede hacer», ahonda Álvarez.

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