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1. Hummus. Nada como una crema de garbanzos con, por qué no, unos palitos de zanahoria para untar. Es fácil de preparar, se puede dar a los niños sin ningún problema y parece el sustituto ideal de los patés procesados que venden en los ... supermercados. Además, el aporte de hierro de las legumbres es esencial para los pequeños a partir de los seis meses, cuando sus reservas de esta vitamina empiezan a diluirse.
2. Moras, fresas, frambuesas, uvas. Son las 'chuches' más saludables que existen, al igual que ocurre con los frutos secos. El problema de estos últimos es la presentación, pues si bien molidos resultan un alimento idóneo para los pequeños, los frutos secos enteros representan un peligro para los menores de cinco años. Sin embargo, las moras, fresas, frambuesas y uvas, por poner algunos ejemplos, aunque la lista es larga, son golosinas ideales para ellos (siempre ofreciéndolos con la presentación adecuada).
3. Harina de algarroba. Nada como una leche chocolatada para empezar bien el día. Eso pensarán los pequeños a los que les pirre tanto el dulzos amargo del chocolate como su color. Sin embargo, nada más ideal que sustituir el cacao preparado, cargado de azúcares, por este tipo de harina que hace las veces de chocolate. Eso sí, hay que recordar poner solo un poco por su sabor amargo.
4. Dátiles. Sustituto saludable del azúcar, ya que unos 6-8 dátiles corresponderían a unos 100-120 gramos de azúcar. Evidentemente el sabor no es el mismo, pero si lo pruebas, te sorprenderá. Lo ideal, a la hora de elaborar un postre, es deshuesar los dátiles e hidratarlos metiéndolos en agua unos diez-quince minutos antes de utilizarlos. Muchos optan por molerlos solos, mientras que otros aconsejan triturarlos con un chorrito de agua limpia. Incluso hay quien los convierte en un buen dulce también para adultos rellenándolos con un fruto seco y cubriéndolos de chocolate puro. ¡A gusto del consumidor!
5. Remolacha. Este es otro de los grandes desconocidos en 'caprichos infantiles', pero hay que tenerlo muy en cuenta. Si hay una certeza en tema infantil es que, cuando más manche algo, mejor. Por ello, convertida en un dulce ocasional, la remolacha se puede convertir en nuestro gran aliado en la cocina, incluso convertido en un colorante con el que seguir disfrutando de una alimentación sana.
6. Pasta. ¿A qué niño no le gusta un buen plato de macarrones con tomate? El truco está en saber cómo y en qué medida. Si huímos de las salsas de tomate procesado y nos centramos en hacer un tomate natural con el que alegrar nuestros platos de pasta, el resultado no solo será delicioso, sino que además resultará un gran acierto para deleitar a los más pequeños de la casa.
7. Pizza casera. Si hay algo que hoy en día es cierto es que cada vez tenemos más opciones para sustituir los procesados. Ahora que se ha puesto de moda modificar los ingredientes de las pizzas tradicionales, es hora de sacar a pasear la imaginación. Una buena base de pan casera, o incluso de coliflor, con salsa de tomate echa en casa, un poco de queso o mozarella y tus ingredientes favoritos. ¿Quién es capaz de resistirse a una buena pizza casera de verduras? ¡Ni siquiera los niños!
8. Maíz. A la hora de huir de los procesados, las palomitas de bolsa son uno de los grandes problemas de nuestra despensa. Para eliminarlo de nuestra dieta, sin renunciar a las palomitas, basta con poner un poco de aceite en la sartén, echar el maíz y poner la tapa. En pocos minutos tendrás unas palomitas deliciosas y 100% saludables.
9. Huevos. A la plancha, cocidos, en tortilla francesa... los huevos se pueden presentar de muchas maneras, incluso en salsa carbonara. Para hacer una buena carbonara saludable, podemos utilizar cebolla, champiñones, pollo y huevo (en lugar de nata). Hay que asegurarse de que el huevo esté bien pasado y no quede crudo, sobre todo para los menores de tres años y las embarazadas, por ejemplo, pero el resultado es una verdadera delicia.
10. Pan. Pan con tomate, pan con aguacate, pan con pan (como diría más de una abuela). El pan siempre es una moneda de cambio con los más pequeños, además de las múltiples posibilidades que ofrece. Eso sí, hay que desterrar los típicos procesados como la nocilla o los patés y apostar por alimentos más naturales, como un chorrito de aceite con aguacate o unas suculentas rodajas de tomate natural.
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