REDACCIÓN
Domingo, 23 de agosto 2015, 09:30
Aún sin nieve, permanecer en la montaña sin la debida protección solar puede causar problemas oculares, debido a que la radiación solar que aumenta con la altitud, la baja latitud o por la acción de superficies reflectantes como el reflejo del sol en las rocas en la alta montaña en verano.
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«Resulta evidente que cuanto más tiempo estén los ojos expuestos al sol, mayor es el riesgo de tener problemas oculares que redundan en una peor visión, incluso a lo largo de nuestra vida la acumulación de radiación UV puede traernos consecuencias como la aparición de cataratas, el desarrollo de la degeneración macular asociada a la edad, determinados tipos de tumores, pterigium, etc;», afirma Juan Carlos Martínez Moral, presidente del Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas. «Los ópticos-optometristas siempre recomendamos el uso de gafas de sol de calidad, que ofrecen un importante bloqueo de la radiación UV, a cualquier edad y siempre en actividades al aire libre. Son un seguro de la salud de nuestros ojos».
Problemas por la falta de protección
La exposición a la radiación UV puede afectar a los ojos sobre todo si están expuestos a cantidades excesivas de radiación UV en un corto periodo de tiempo sin la protección de unas gafas de sol adecuadas. Algo que a juicio de los expertos puede suceder más a menudo durante la estación estival, concretamente en la playa y en la montaña. Entre las enfermedades que puede desencadenar están también una fotoqueratitis (quemadura provocada por el sol en córnea) o el efecto denominado fotofobia permanente, que puede ocasionar dolor ocular intenso incluso con luz atenuada.
Se debe estar especialmente alerta durante la práctica del montañismo, pues a mayor altitud la atmósfera se vuelve más fina, por lo que bloquea menos UV: se estima que la radiación UV se incrementa en un 4% con cada 300 metros de altura. Como ejemplo, los especialistas citan el caso de un montañero de 28 años que sufrió pérdida de visión y fuertes dolores de cabeza al haber ascendido sin gafas de sol hasta el pico del Mulhacén (3.480 metros de altura; el más alto de la Península Ibérica) y tuvo que ser evacuado por efectivos de la Guardia Civil que le trasladaron en helicóptero hasta un centro hospitalario de Granada con quemaduras en los ojos.
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