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Martes, 26 de agosto 2014, 14:46
Si al regreso de las vacaciones siente irritabilidad, dificultad a la hora de concebir el sueño, cansancio o una sensación de profunda apatía y tristeza, usted sufre del síndrome postvacacional, un trastorno adaptativo que suele durar entre una semana y 10 días. Su incidencia está en aumento, y cada vez son más los españoles aquejados por sus síntomas, dice el doctor José Antonio López, vicepresidente de la Asociación Española de Psiquiatría Privada (ASEPP), que fue el primero en describirlo. La intensidad y durabilidad de estos síntomas, revela que, más allá del abatimiento que puede suponer el final de las vacaciones, algo no va bien en la vida del individuo. Como norma general, cuanto más intensos son estos síntomas, mayor disconformidad encuentra la persona con su vida y más necesaria se hace la intervención profesional.
Cómo combatirlo
El síndrome postvacacional también afecta a los niños, manifestándose con un sueño intranquilo o la falta de apetito. Al igual que los mayores, tras un largo periodo en el que no han tenido horarios, ni obligaciones, los niños pueden presentar angustia frente a la vuelta al colegio y la separación de sus padres, explica el doctor López. El niño más ansioso, que está siempre pegadito a su padres, que es poco explorador de cosas nuevas, lo van a notar más, al igual que aquellos niños que van por primera vez al colegio o la guardería.
Para evitar, o minimizar, los síntomas del niño, el experto recomienda a los padres:
-Estar más con los niños durante los primeros días de colegio.
-Ser más compresivos, explicándoles que es divertido ir al colegio y estimulándoles en su nuevo aprendizaje.
-No enfadarse con los niños, aunque estén más irritables o no duerman.
-Entender que, al ser un síndrome adaptativo, no se debe preocupación frente al niño. Los padres ansiosos hacen niños ansiosos, y la mejor prevención se realiza durante todo el año, dice el doctor López. Lo mejor es dejar a los niños que exploren y no ser sobreprotector con ellos.
Consejos para los mayores
Mientras que para los adultos, las claves para combatir el síndrome postvacacional, depende de la personalidad y la capacidad de adaptación del individuo. No todo el mundo tiene las mismas armas psicológicas para lograr una visión optimista, concluye el doctor López, que aconseja no ponernos el traje del invierno el primero de septiembre, ni bajar las persianas, ni hacer una vida invernal. Aún quedan horas de luz, una temperatura que permite pasear. Alarguemos el verano unas semanas, salgamos uno o dos días entre semana, y busquemos nuevos estímulos que nos hagan sentirnos algo más vivos.
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