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Trastorno del Espectro Autista: qué es y cuáles son sus síntomas

Aunque los TEA presentan gran variedad e intensidad de síntomas, hay algunos comunes que permiten su identificación y diagnóstico

El Comercio

Gijón

Lunes, 3 de abril 2023, 21:46

El trastorno del espectro autista es una afección relacionada con el desarrollo del cerebro que afecta la manera en la que una persona percibe y socializa con otras personas. Los síntomas y su intensidad varían, de ahí que el término de Trastorno del Espectro Autista (TEA) agrupe a gran variedad de personas.

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Se estima que actualmente un 1% de los niños tienen algún tipo de autismo, una afección más común entre los varones. Aunque los primeros síntomas se registran en la infancia, no todos los individuos los presentan de la misma forma, como recuerda la Organización de Consumidores y Usuarios.

¿Qué es el Síndrome de Asperger?

Tradicionalmente, las manifestaciones de autismo menos graves se denominaban autismo de alto rendimiento o también Síndrome de Asperger. Sin embargo, hoy en día todas forman parte del mismo grupo: los trastornos del espectro autista o TEA.

Las personas con síndrome de Asperger se caracterizan por presentar dificultades a la hora de comprender ciertas situaciones, suelen ser rígidos en sus rutinas, actividades e intereses y, además, normalmente tienen fijación por determinados temas. Por lo tanto, es frecuente que sobresalgan en algún campo académico que haya atraído su atención.

Características habituales de una persona con TEA

Según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), hay una serie de dificultades comunes a todas las personas con TEA. Afectan, sobre todo, a tres ámbitos: la comunicación, interacción y el comportamiento.

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1. Comunicación. Las personas con TEA presentan dificultades en la comunicación verbal y no verbal. Su intensidad varía dependiendo del caso y puede ir desde una menor capacidad de comunicación oral, un retraso en la adquisición del lenguaje o directamente, no hablar, hasta una dificultad en la comprensión del lenguaje emocional, gestual o dobles sentidos.

2. Interacción social. Quienes tienen algún tipo de TEA tienen una escasa habilidad para desenvolverse bien dentro de los esquemas sociales habituales. Por ello, les resulta difícil todas o algunas situaciones sociales como establecer un diálogo, mantenerlo y terminarlo; interpretar las expresiones faciales y el lenguaje corporal; distinguir una conversación formal de una coloquial, reflexionar de manera abstracta, etc.; comprender el humor, la ironía, el sarcasmo y los sentidos figurados; o participar en actividades comunes y entenderse con otros niños o adultos.

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3. Comportamiento. Los niños con TEA suelen manifestar comportamientos, intereses y actividades restringidos, repetitivos y estereotipados. Es común que les cueste asumir cambios e imprevistos, algo que suele generar oposición, enfado o malestar. También suelen tener intereses y hobbies concretos y a menudo desajustados para su edad, en los que suelen centrar toda su atención.

Síntomas y diagnóstico del autismo

Aunque se desconoce cuál es el origen del TEA, se ha probado que no tiene nada que ver la educación recibida, la falta de atención o de cariño o las vacunas, teoría extendida por colectivos negacionistas.

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El diagnóstico del autismo es complejo, ya que está asociado al desarrollo, y puede demorarse en el tiempo. No obstante, es recomendable consultar al pediatra si se observa algunos de estos indicios en el niño:

A los 15 meses, el niño:

— No mantiene contacto visual ni reacciona cuando le hablan o le llaman.

— No siente interés por lo que le rodea (objetos, personas, animales...).

— No muestra sonrisa espejo (sonreír ante la de sus cuidadores).

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— No hay protolenguaje (balbuceos, ruidos, expresión corporal...).

A los 18 meses, el niño:

— No identifica partes de su cuerpo.

— No balbucea palabra alguna.

— No señala los objetos ni juega imitando lo que hacen los adultos.

A los 2-3 años, el niño:

— No habla o habla muy poco.

— Continúa sin reaccionar o lo hace de forma extraña a estímulos sensoriales.

— No muestra interés por relacionarse con otros niños de su edad.

—No comparte las emociones placenteras.

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— No comprende las emociones, la mímica o las expresiones corporales de otros, o no reacciona ante ellas.

— Su juego es repetitivo y rígido: ordena sus coches en lugar de jugar con ellos, clasifica sus lápices de colores en lugar de usarlos para pintar con ellos…

— Carece de iniciativa para las actividades o los juegos sociales.

— Ejecuta movimientos repetitivos con los dedos o las manos (por ejemplo, las agita constantemente).

¿Hay tratamiento para el autismo?

Pese a que no existe un tratamiento capaz de eliminar el autismo, la ayuda cualificada y precoz puede contribuir a adaptar su comportamiento y a desarrollar sus capacidades. Así, si un menor recibe ayuda pronto es posible que se logre aumentar su calidad de vida y su grado de autonomía, y favorecer su integración. Además, se ha comprobado que los resultados son mejores cuando los apoyos llegan durante los primeros años de vida.

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Es recomendable contar también con la comunidad educativa para que el niño cuente con los apoyos y adaptaciones escolares necesarios.

El Sistema Nacional de Salud cuenta con distintos centros autonómicos de Atención o Intervención Temprana, que desarrollan tratamientos contrastados para el Trastorno del Espectro Autista, entre otros problemas del desarrollo infantil.

Estos tratamientos son multidisciplinares y están dirigidos tanto a los niños como a sus familias. La derivación a estos centros se suele realizar a través del pediatra que identifica algún síntoma de autismo, o bien desde trabajo social o el pedagogo escolar.

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