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La obesidad se 'contagia': esta es la razón por la que no engordamos solos

Varias investigaciones en los últimos años han demostrado que tendemos a aumentar de peso si nuestros seres más cercanos lo hacen. Si el que engorda es un amigo, tenemos hasta un 57% más de posibilidades de hacerlo nosotros también

Viernes, 1 de marzo 2024, 00:08

Una de las razones de que más de una de cada ocho personas en el mundo sufran obesidad es que esta se contagia. Por supuesto, no se trata de que lo haga como un virus o una bacteria, que se transmiten por el aire, los ... fluidos o el contacto estrecho, sino a través de los vínculos sociales y familiares. Y es peor cuanto más fuerte sea el vínculo. Así lo demostró un estudio publicado en 2007 en la revista 'New England Journal of Medicine', que concluyó que las posibilidades de una persona de caer en la obesidad aumentan en un 57% si tiene un amigo con esta enfermedad que en Estados Unidos es considerada una epidemia. Si se trata de un hermano, el porcentaje se incrementa en un 40% y si es la pareja, en un 37%. Este efecto de imitación se agudiza entre las personas del mismo sexo.

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«La obesidad de una persona puede influir en otras a las cuales esté vinculado, tanto directa como indirectamente», aseguró entonces uno de los autores del trabajo, Nicholas A. Christakis, profesor del Departamento de Salud Pública de la Escuela de Medicina de Harvard. Para llegar a estas conclusiones, Christakis y James H. Fowler hicieron un seguimiento de la salud de 12.067 residentes de un distrito de Boston, en Estados Unidos, durante treinta años.

El caso de las amistades es el más llamativo. Los científicos llegaron a calcular que si una persona engorda 7,7 kilos, su amigo aumentará su peso en 2,3 kilos. Y las posibilidades aumentan entre las amistades de dos obesos. En este caso, el riesgo se dispara en un 171%. «Lo que ocurre es que una persona obesa probablemente altere las normas respecto a lo que es adecuado en cuanto a la masa corporal. Alguna gente piensa que está bien ser gordo si todos los que le rodean son gordos. Ese tipo de sensibilidad se propaga», explicaron.

Efecto imitación reversible

A unas conclusiones similares llegaron años después, en 2018, en otro estudio, en este caso publicado en la revista 'Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine'. Las economistas Ashlesha Datar, de la Universidad del Sur de California y Nancy Nicosia, de la RAND Corporation, investigaron a familias que vivían en una docena de bases militares de Estados Unidos. Encontraron que el Índice de Masa Corporal (IMC) era más elevado si vivían en zonas con elevados niveles de obesidad. «Existe un efecto contagio entre personas obesas, ya que encontrarse dentro de una red social con un alto nivel de obesidad aumenta el riesgo de elevar el Índice de Masa Corporal un 25% en el caso de los adultos y un 19% en niños. El incremento se produce por la imitación de comportamientos que desencadenan la enfermedad y por la normalización del problema», destacaron.

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Este efecto contagio se hizo evidente durante la pandemia. El 44% de los españoles ganó entre 1 y 3 kilos de peso en el confinamiento, según los datos de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO). De ellos, casi el mismo porcentaje -44,6%- vio cómo en su entorno familiar también engordó. La buena noticia es que ese efecto imitación se produce en sentido contrario: si comemos bien, nuestros seres más cercanos también tienden a hacerlo.

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