Cuidado con los ayunos para 'desintoxicar' tras las fiestas: hay riesgos de hacerlo mal

Por fin llegó para muchos el final de esta época de locura a nivel gastronómico, en el que todos los días hay oportunidades para comer y beber en exceso. El organismo se resiente, estamos pesados, hinchados, descompensados y nos afecta hasta en el sueño y el humor. Qué decir del peso. Este es por supuesto el tema de conversación más popular en los ascensores. Desde aquí hasta que volvamos a sentirnos bien otra vez, existen muchas posibilidades de que personas valientes e impulsivas quieran tomar medidas radicales para resolver esa sensación de retención excesiva de nutrientes almacenados, esperando ser liberados de algún modo.

El caso es escoger una manera saludable de resolverlo, aunque pueda ser drástica. El tema más interesante a comentar en el ascensor es el del ayuno. ¿Se puede o no se puede ayunar? Esa es la pregunta. El ayuno supone un reposo digestivo que debe durar del orden de las doce o catorce horas. Este espacio de tiempo será en el que estamos bebiendo únicamente agua, infusiones, algún café ligero. Es cierto que se consigue con bastante rapidez una sensación muy agradable de alivio. El riesgo siempre es el de hacerlo mal: pasándose de horas sin comer pensando que es mejor, o haciendo las comidas del día, después del ayuno, completamente desequilibradas u opíparas.

Las consecuencias: abusar de la capacidad que tiene el organismo para adaptarse, confiando en que va a trabajar correctamente, cuando podemos descubrir que nos hemos hecho daño en algún órgano. Podemos comprobarlo a nivel analítico. También, otra de las cosas que más molestan a los aguerridos ayunantes: la de ver su peso rebotar después de haber adelgazado.

Es importante informarse muy bien. Preguntar a las personas adecuadas y valorar si va a ser beneficioso para nosotros o no. El ensayo/error aquí, puede no ser una buena idea. Salud y feliz año.

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