«Madrid parece que vive en el eterno domingo»

En otro vehículo, pero en las mismas calles vacías, el que se lamenta es Manolo, otro taxista al que esto del coronavirus le tiene muy preocupado por cómo afectará a su negocio. «Si los trabajadores no van al trabajo y los niños no van al colegio, el flujo de tráfico es el mínimo». «Yo hoy no he notado la hora punta», dice lamentándose. «En 2007 y 2008, en plena crisis, había menos trabajo y había que luchar mucho para facturar lo mismo, pero tenías esa posibilidad. Entonces salías a la calle y había gente, pero ahora es que no hay gente», reconoce para añadir que apenas ha hecho dos carreras en toda la mañana.

Donde más se nota este «estado de sitio» que se vive en Madrid es n la zona empresarial que a diario «es un hervidero de personas y hoy apenas se ve gente por las calles» por lo que es imposible que alguien coja un taxi, señala Manolo. «Están cerrando áreas de negocio que antes eran zonas de trabajo importante para nosotros», lamenta. Algo similar ocurre en el centro de la ciudad, donde siempre se ven muchos turistas y donde hoy «no hay movimiento». «Madrid es una ciudad que siempre está al borde del caos y el aleteo de una mariposa en la zona de Méndez Alvaro provoca un atasco en Manoteras, pero ahora no hay nada de eso», añade el taxista.

El aeropuerto, habitual sitio de tránsito para muchas personas y donde un taxista tarda una media de 3 horas en 'cargar' su vehículo, ayer y hoy necesita una media de «seis o siete horas» para hacer un servicio. Una situación que se hace insostenible para muchos profesionales del taxi, pero que se temen «que acaba de empezar». «Pasas a una facturación de cinco euros la hora y tenemos un negocio con una inversión en torno a los 200.000 euros y unos gastos mensuales, entre autónomo, iva y mantenimiento del vehículo que hace que la situación sea inviable», decía pesimista Manolo.

Desde el comunicado de la presidenta de la Comunidad de Madrid diciendo que se cerraban los colegios «se ha provocado un efecto boomerang», señala Daniel. «No lo pongo en cuestión porque la salud es lo primero, pero nos va a poner al límite a muchos trabajadores y sectores y a ver cómo se nos respalda». «Como colectivo las medidas deben ser consensuada, porque tengo colchón pero no es infinito», apostilla Manolo.

Pero además de las pérdidas económicas que supone para ellos, el coronavirus es un peligro real para ellos, acostumbrados a llevar todo tipo de personas en su taxi. Por ello, la seguridad es primordial para un sector que no ha tomado medidas oficiales para intentar no contagiarse. «Nadie nos ha dicho que tengamos que tomar unas medidas concretas de seguridad o higiene», aunque Daniel lleva su bote de gel protector y una mascarilla. «No me la pongo para no alarmar a los pasajeros, pero si llega el momento no dudaré en ponérmela», afirma. Lo mismo piensa Manolo, al que «como servicio público me han recomendado lo que tengo que hacer». Lleva gel en el coche y una serie de cosas para protegerse, pero tiene claro que si el problema se agrava no sabe qué hará: «No sé si me va a compensar salir para hacer 250 km y facturar 50 euros. Está bien no ganar, pero perder…».