redacción
Viernes, 7 de abril 2017, 10:24
Pequeñas modificaciones en los horarios de las comidas podrían tener importantes implicaciones en la prevención y manejo de la diabetes, según la doctora Marta Garaulet, catedrática de Fisiología y Bases Fisiológicas de la Nutrición en la Universidad de Murcia. Por un lado, debido a que la sensibilidad a la insulina por parte de las células del tejido adiposo cambia a lo largo del día, siendo mucho mayor a las 12 del mediodía que a las 12 de la noche. «Esto conlleva que la intolerancia que presentamos a los carbohidratos y a los azúcares va a variar en función de la hora, siendo mucho mayor por la mañana», explica la doctora Garaulet, durante el XXVIII Congreso Nacional de la Sociedad Española de Diabetes (SED). «La hora de la comida va a ser un factor clave en la prevención de la diabetes».
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Además, si la cena ocurre cerca de la hora de ir a la cama, se potenciará la presencia de dos hormonas que no funcionan bien juntas: la melatonina y la insulina, lo que aumenta el riesgo de sufrir diabetes, ya que en presencia de melatonina disminuye la tolerancia a la glucosa, sobre todo en individuos portadores de una variante génica en el receptor de melatonina, que en España alcanza al 51% de la población.
Otro factor genético que aumenta el riesgo de diabetes está en un gen «reloj», el criptocromo, que marca también nuestras horas. «Un 31% de la población presenta una variante del gen criptocromo que es menos eficaz, y son ellos precisamente los que deben cuidar más la cantidad de carbohidratos que toman si quieren prevenir la resistencia a la insulina y la presumible aparición posterior de la diabetes», dice la doctora Garaulet, que dirige un equipo médico que ha desarrollado un score de cronodisrupción, que mide el cortisol en la saliva y los ritmos circadianos mediante los cambios de temperatura en el individuo cada 30 segundos. «Con este score se puede diagnosticar quien tiene riesgo de cronodisrupción y, por tanto, de resistencia a la insulina».
Estos descubrimientos pueden ayudar a fijar medidas preventivas y terapéuticas para prevenir la diabetes. «Mediante el orden y la organización de horarios de sueño, actividad física, horarios de comida y de luz, podremos mejorar los ritmos circadianos y hacer al individuo más saludable», asegura la doctora Garaulet. «Por ejemplo, tomar los carbohidratos por la mañana, y alejarlos de la hora del sueño, sobre todo en personas con riesgo genético».
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