![Cuando el asma lo provoca el lugar de trabajo](https://s3.ppllstatics.com/elcomercio/www/pre2017/multimedia/RC/201609/05/media/cortadas/asma-kunG-U202707354050MJH-575x323@RC.jpg)
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Lunes, 5 de septiembre 2016, 12:49
El asma ocupacional representa hasta la cuarta parte de todos los casos de asma en población adulta, y la principal dificultad para realizar un tratamiento está en el temor del paciente a perder su trabajo, pues debería cesar la exposición inmediatamente después del diagnóstico. Según la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), este tipo de asma es la enfermedad respiratoria más frecuente que ocurre en el trabajo, con una incidencia de 250 a 300 casos por millón de habitantes anualmente.
Entre los factores más frecuentes de esta enfermedad respiratoria prevalece una exposición alta y prolongada a agentes químicos, como ácido hidroclórico, dióxido de azufre o amoniaco, que pueden causar asma en un 10% entre las personas expuestas, especialmente los trabajadores de las industrias de petróleo o productos químicos, la instalación de aislamientos y la fabricación de plásticos, goma y espuma.
«La exposición a estas sustancias químicas en concentraciones altas puede desarrollar disnea, tos y sibilancias inmediatamente que empeoran en el trabajo y mejoran fuera del mismo», explica la doctora Isabel Urrutia, neumóloga y miembro de Separ, durante el 49º Congreso Nacional de Separ, celebrado en Granada. «Los trabajadores que ya tienen asma o otros trastornos respiratorios también pueden experimentar un aumento de sus síntomas durante la exposición a estos agentes irritantes».
Otros factores de riesgo son la predisposición genética, las alergias, la presencia de rinitis o conjuntivitis ocupacional, el consumo de tabaco y el sexo del trabajador. «Las personas con antecedentes familiares de alergias son más propensas a desarrollar asma ocupacional, en particular a algunas sustancias como la harina, los animales y el látex», sostiene la doctora Urrutia. «Incluso sin antecedentes médicos es posible desarrollar esta enfermedad si existe exposición a las condiciones que la inducen, como productos de limpieza, persulfatos, alérgenos biológicos y fibras textiles (especialmente en el caso de las mujeres), y harinas, fibras minerales, soldaduras y disolventes (en el caso de los hombres)».
Sin embargo, esta enfermedad está infra diagnosticada debido a que después de demostrar la existencia de asma se debe confirmar la relación con el medio laboral. «Una de las mayores dificultades es que una vez se confirma el diagnóstico de asma ocupacional por una sustancia sensibilizante es imprescindible que el paciente cese por completo la exposición a dicha sustancia, por lo que este debe abandonar el puesto de trabajo que le afecta a su salud», dice la doctora Urrutia. «La utilización de protectores respiratorios, como mascarillas o respiradores, es generalmente ineficaz ya que incluso a exposiciones muy bajas se pueden desencadenar crisis de asma».
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