redacción
Lunes, 20 de junio 2016, 11:42
Un equipo de científicos liderados por los doctores Rafael de la Torre del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM) y Mara Dierssen del Centro de Regulación Genómica (CRG) demuestra que un compuesto presente en el té verde, la epigalocatequina galato, junto con un protocolo de estimulación cognitiva, puede mejorar algunas de las capacidades intelectuales en las personas con síndrome de Down y puede modificar la excitabilidad y la conectividad funcional de su cerebro.
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Los científicos presentan los resultados de su investigación en un artículo que acaba de publicar 'The Lancet Neurology'. «Es la primera vez que un tratamiento demuestra alguna eficacia en la mejora de la función cognitiva en personas con este síndrome», explica la doctora Dierssen, jefe del grupo de Neurobiología Celular y de Sistemas en el Centro de Regulación Genómica y autora principal del estudio. «De todos modos, hay que dejar claro que nuestro descubrimiento no es ninguna cura para el síndrome de Down y que nuestros resultados todavía deben probarse en muestras más grandes pero puede ser un tratamiento para mejorar la calidad de vida de estas personas», añade.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el síndrome de Down afecta aproximadamente a una de cada 1.000 personas en el mundo y es la causa más común de discapacidad intelectual de origen genético. Está causada por una trisomía en el cromosoma 21, es decir, que las personas con este síndrome cuentan con tres copias y no dos del cromosoma 21. Ello hace que los genes presentes en este cromosoma estén sobreexpresados.
El trabajo de los investigadores del IMIM y el CRG se centra en el papel de un compuesto llamado epigalocatequina galato que compensa este exceso de función de uno de los genes comprendidos en el cromosoma 21 (DYRK1A), que está relacionado con la plasticidad cerebral y algunas funciones cognitivas.
Los resultados de su estudio concluyen que las personas tratadas con epigalocatequina galato y con un protocolo de estimulación cognitiva habían mejorado sus puntaciones en memoria de reconocimiento visual, atención, así como auto-control y comportamiento adaptativo o autonomía y que estos cambios se correlacionarían con cambios biológicos en su conectividad cerebral.
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Epigalocatequina galato y estimulación
El trabajo recoge los resultados de un ensayo clínico que lideró el Grupo de investigación clínica en Farmacología Integrada y Neurociencia de Sistemas del doctor Rafael de la Torre con 84 personas con síndrome de Down entre 16 y 34 años. «Los resultados sugieren que en las personas que recibieron el tratamiento con el compuesto del té verde junto con el protocolo de estimulación cognitiva consiguieron mejor puntuación en sus capacidades cognitivas», explica el investigador. De todos modos, y según el experto, todavía se deberían realizar estudios con una muestra poblacional mayor.
Se sabía que la epigalocatequina galato inhibe el exceso del gen DYRK1A y el éxito obtenido en los estudios previos con ratones hacían pensar que el tratamiento podría funcionar también en humanos. Los científicos no se han limitado a estudiar los efectos a nivel cognitivo de los participantes en el estudio sino que también han llevado a cabo pruebas de neuroimagen para evaluar si esta mejora correspondía a cambios físicos o neurofisiológicos en el cerebro. «Ha sido una sorpresa observar que los cambios no son sólo a nivel cognitivo es decir, de la capacidad de razonamiento, de aprendizaje, de memoria y de atención, sino que también sugieren la modificación de la conectividad funcional de las neuronas en el cerebro», explica el doctor de la Torre.
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Tanto de la Torre como la doctora Dierssen tienen previsto continuar la investigación e iniciar ahora un ensayo clínico en niños y niñas con síndrome de Down. «Nuestros resultados han sido positivos en una población adulta en que la plasticidad cerebral es limitada porque el cerebro ya está totalmente desarrollado. Creemos que si el tratamiento se aplica a niños y niñas, las resultados serían aún mejores», comentan los investigadores.
Habrá pues que conseguir los voluntarios para este nuevo ensayo clínico así como la financiación necesaria para poder llevarlo a cabo. Igualmente, los ensayos clínicos con una muestra poblacional mayor son esenciales para asegurar los efectos positivos y la seguridad del tratamiento con el fin de recomendarlo debidamente a los pacientes.
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